La huerta 'perdida' de León que ya solo cultivan académicos y bohemios

Huerta de la Escuela de Ingeniería Agraria de la ULE donde se siembran cada año las legumbres 'perdidas' de León.

Elisabet Alba

La evolución de una sociedad o un territorio se podría medir con la regla de las tres generaciones. La vida dista mucho de ser la que fue para nuestros abuelos, incluso para nuestros padres. El que más o el que menos tenía un par de tierras y alguna cabeza de ganado para completar la economía familiar. Más los menos que los más continuaron con una pequeña huerta para comer lechugas, tomates o cebollas más frescas y con un par de vacas o cerdos para llenar el arcón todo el año. Ahora, los colegios se afanan en explicar a los niños desde pequeños que la leche no sale del tetrabrick, que las naranjas no se dan en bolsas de cinco kilos y que la cecina o el embutido forman parte de un todo del que se sigue, eso sí, aprovechando hasta los andares.

Por el camino se ha ido perdiendo cultura, tradición y también población, de una provincia de León cada vez más vacía por los extremos y centralizada en un par de ciudades en las que la ley tiene que fijar los espacios verdes, mínimos, que a las grandes empresas de construcción les parecen excesivos. Y ya ni siquiera los pocos que siguen enraizados en la tierra tienen la misma mano o el mismo mimo.

“El campo está cada vez más mecanizado y la gente cada vez quiere trabajar menos. Un buen agricultor de legumbres era un enamorado de lo que hacía, tenía una mano que ya sus hijos, a pesar de haberlo visto toda su vida, no tienen. El saber hacer no es el mismo, y es una pena”, lamenta a este medio el profesor de Cultivos Protegidos de la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal de la Universidad de León (ULE), Bonifacio Reinoso. Él guarda en su laboratorio una despensa de toda una profesión y una vida dedicadas a buscar las legumbres propias de León antes de que se perdieran aunque, tristemente, a algunas sabe que ha llegado tarde. A punto de jubilarse, sigue sembrando año a año una huerta de diez hectáreas de pedruelos, algarrobas, alberjones, titarros, vezas, yeros, garbanzos, guisantes, lentejas, alubias y demás leguminosas menores que un día cada vez más lejano fueron típicas de la provincia leonesa hasta que la Política Agraria Común (PAC) las dejó sin subvención y las abocó a la desaparición a partir de 1991.

León, una provincia de legumbres, aunque cada vez menos

Las legumbres junto con los cereales y algunos frutos y tubérculos han sido básicas en la alimentación humana durante miles de años y aún lo siguen siendo en la actualidad. Su interés reside en que no solo se usan como alimento sino también como forraje, piensos, etcétera. Dentro de la familia de las leguminosas, la judía común (o alubia) es de las más importantes para consumo humano. Llegó a España con Cristóbal Colón tras la expedición de La Santa María, La Pinta y La Niña en la que se 'descubrió' América.

Las primeras alubias de León se localizaron en 1761 en los pueblos de Priaranza y Tabuyo del Monte. Hoy, la mayor de su cultivo se concentra en zonas de regadío como El Páramo, La Bañeza, Valduerna, Valdería, vegas de los ríos Esla y Órbigo

La primera referencia de su cultivo en León se remonta al siglo XVIII. El Catastro en sus Comprobaciones de 1761 las localiza en los pueblos de Priaranza y Tabuyo del Monte. En el siglo XIX ya destacaba como el principal cultivo de leguminosas y de mediados del XX a los años 80, se alcanzan las 20.000 hectáreas de cultivo por la demanda creciente de productos a escala nacional, teniendo en cuenta que aproximadamente el 50 por ciento se ubica en la comarca de El Páramo. La extensión máxima de su cultivo se alcanzó entre 1975 y 1986, con 22.000 hectáreas. Pero a partir de entonces el descenso fue progresivo. A mediados de los noventa no se alcanzaban las 3.000 hectáreas, el mínimo se registró en 2001 con 2.504 hectáreas y hoy hay algo más de 4.000, concentradas en zonas de regadío como El Páramo, La Bañeza, Valduerna, Valdería, vegas de los ríos Esla y Órbigo. Un dato que mantiene a la provincia leonesa como la mayor productora de alubias, que además cuenta con la IGP Alubia de La Bañeza, a pesar de que a veces sea difícil encontrarlas.

“En el año 92, mi compañero Juan Boto y yo (Boni), con el apoyo de la Diputación, hicimos un trabajo sobre alubia: se hizo una prospección enorme por todas las zonas y los pueblos donde había alubia en León. Se recogieron unas 900 y pico plantas bien conformadas, se plantaron, se cosecharon y de la selección que hicimos se eligieron las variedades de la IGP”, explica a ILEÓN el profesor de Cultivos Protegidos. En total se diferenciaron más de 50 ecotipos o variedades locales de alubias, que recoge el libro 'Variedades locales de Alubia o judía grano (Phaseolus Vulgaris L.) de la Provincia de León', y que desde entonces se conservan en la ULE y en el Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA en Madrid. “Hoy, si volviésemos a hacer el mismo trabajo, no se encontrarían ni la mitad”, a sabiendas de que ya entonces “alguna se nos escapó. ¡No llegamos a tiempo!”

“Es la evolución que ha habido. En leguminosas y muchos cultivos, desgraciadamente. Hoy los agricultores van a su rentabilidad, a variedades riñón menudo, plancheta, canela, pinta, se están introduciendo variedades nuevas como la pinta americana de ciclo más corto... No se siembra para mantener esas poblaciones locales y ancestrales. Da pena, pero es así”.

Las leguminosas menores han aflojado enormemente y están prácticamente desaparecidas. Muchas eran típicas de León, como una lenteja verdina de la zona de la Montaña de Riaño, aunque algunas se ponían también en otras zonas de España

Y si esta ha sido la evolución en menos de tres generaciones del cultivo 'estrella', la alubia, ¿qué ha pasado con las leguminosas menores? Pues que “han aflojado enormemente”. “Parece que va teniendo un poco más de auge el garbanzo por los cocidos, pero ya altramuces, algarrobas, almortas, vezas, titarros, yeros... todo eso prácticamente ha desaparecido”. Eran típicas de León, pero no únicas de la provincia, también se ponían en Zamora, en Palencia o Valladolid. “Había ciertas poblaciones locales más específicas como un tipo de lenteja verdina en la Montaña de León, pero ya no”. La PAC las excluyó, “no sé si queriendo o sin querer”, de las 30.000 pesetas de ayuda, “un golpe de gracia para muchas de ellas. El otro, que las acabó de rematar, fue la desaparición de toda la ganadería pequeña, que dejó de usarlas como forraje o pienso porque otras como la soja son más competitivas”.

Cultivo para los académicos y los 'bohemios'

El alumnado de Ingeniería Agraria, al menos, las conocerá porque se guardan a salvo en la Escuela de la ULE, pero Boni les enseña que el presente del campo es otro y quién sabe el futuro

La vida sigue y, para Boni, “queda muy bien, muy bohemio y muy bonito” querer mantener todas las legumbres propias de León pero, no por eso deja de reconocer que, “a la hora de lo práctico, en algunas escuelas de Ingeniería Agraria”, como en la que él lleva ejerciendo toda su vida, “se conservan estas cosas y el alumnado por lo menos las conocerá. De alguna manera, si se conserva en el banco de registros fitogenéticos de Madrid algo hemos hecho para que no se pierda del todo”. En ese 'banco' de semillas de Alcalá, hay cientos de tipos de leguminosas de León de distintas especies y localizaciones de toda la provincia. Una de sus responsables, Lucía De la Rosa, detalla a ILEÓN cerca de 400 muestras de alubias, 50 de lentejas, 40 de altramuzes azules, 30 de garbanzos y por en torno a la decena de titarros, almortas, altramuzes, altramuzes amarillos, judiones, guisantes, algarrobas, yeros, habas, vezas, vezas bellosas y carillas.

En los alumnos de Ingeniería Agraria, Boni ve interés por verlas y conocerlas pero, “hay que contarles también la realidad de lo que hay. No vas a decirles que el presente son los altramuces y las almortas porque no lo es. Ni la algarroba. Pero por lo menos aquí se han conservado, para que no se pierdan. En el futuro quizá se les encuentre otra utilidad y se vuelva a recuperar algún cultivo. ¡Difícil lo veo!, porque hay que trabajar mucho sobre ellas, se han abandonado y encima casi todas son autógamas. Alguien puede dedicar mucho tiempo y dinero a hacer una selección de legumbres para perfeccionarlas para que cualquiera que compre un paquete pueda sembrarlas luego”.

Muchos de los ecotipos de altramuces, algarrobas, almortas, vezas, titarros o yeros de León solo se pueden encontrar ya en la ULE, en el Centro de Recursos Fitogenéticos de Madrid o en la huerta de algún bohemio

Muchos de los cultivos leoneses solo se pueden encontrar ya en la huerta de la escuela aunque, “siempre te viene gente que busca algunas semillas y yo se las doy porque, ¡no me las guardo para mí!”. “Son cultivos que quedan para el recuerdo y para los bohemios. Posiblemente se volverá otra vez a leguminosas, pero a lo mejor no a estas”. Algunos de esos bohemios son Emilio Matínez del Hostal Picos Blancos de La Cueta, en Babia, y el cocinero de estrella Michelín Juanjo Losada, del restaurante Pablo de León, que han sembrado esta primavera pedruelos, la legumbre olvidada que perdura en el cancionero popular; “el otro día vino un chico de Cistierna que está en Barcelona que quería poner la lenteja verdina y unas almortas que también las recordaba” y una asociación de recuperación de la memoria de la Montaña de León recurrió a la 'despensa' de Boni para hacerse con la lenteja ecotipo de Riaño.

A mayor escala, en la actualidad se prima lo que demanda el mercado: producción, calidad y que se adapte al medio. Tendrán que ser las generaciones venideras quienes nos den las respuestas de por dónde pasará el futuro de la huerta de León.

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