La Unión Europea apuesta por abandonar el carbón pero compensará la transición en las comarcas mineras

Foto Concha Ortega / ICAL

Antonio Vega

Europa avanza decidida hacia la descarbonización de su economía y fruto de ese objetivo es el acuerdo alcanzado este jueves entre la Comisión Europea, el Europarlamento y el Consejo Europeo para desarrollar “un acuerdo ambicioso sobre el desarrollo futuro de la energía renovable en la Unión”.

Este acuerdo supone ratificar lo ya acordado en diciembre del año pasado pero con una mayor apuesta. Si entonces la Comisión Europea propuso en su paquete de invierno el objetivo de que el 27% de todo el consumo final de energía proceda de fuentes renovables en 2030 ahora lo sube hasta el 32%, y con posibilidad de revisarlo al alza en el 2023 si se dan las circunstancias para ello. El objetivo es convertir Europa en el referente número uno en energías limpias.

Para el comisario de Cambio Climático y Energía, el español Miguel Arias Cañete, “este acuerdo es una victoria para nuestros esfuerzos por descubrir el verdadero potencial de la transición a energía limpia en Europa”. A finales de año la Comisión presentará su proyecto energético de la Unión a largo plazo.

Según este proyecto todos los países de la Unión Europea deberán poner en marcha planes de transición a energías limpias e incluye medidas como eliminar subvenciones a los biocarburantes de origen alimentario o incentivar el autoconsumo eléctrico, que no tendrá coste fiscal hasta el año 2026 con carácter general, entre otras.

Europa marca el camino para que en el 2030 cada país tenga un tercio de su energía de fuentes renovables

Los representantes del PSOE en la Unión Europea se han felicitado por el acuerdo alcanzado y han asegurado que en el mismo se incluyen “fondos adicionales de la Unión para facilitar la transición justa de las regiones dependientes del carbón hacia un mayor porcentaje de energías renovables”. Una petición que habría partido de Polonia, el país más dependiente del mineral, y que supondría que zonas de España como León o Asturias podrían acceder a estos nuevos fondos, de los que se desconoce el detalle.

El horizonte europeo, que debe concretarse en planes nacionales, deja en el aire la duración de las actuales centrales térmicas en el mix energético nacional. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, señaló que el 2025 es una “fecha orientativa” para su cierre aunque en manos de su departamento estará el diseño del plan para adaptarse al acuerdo europeo.

La Junta de Castilla y León manifestó hoy su preocupación de que el cierre de las térmicas se tenga que producir en el 2025 y ello impida inversiones en centrales como la de La Robla para desnitrificación y que pueda alargar su vida útil más allá del 2030, la única de las centrales leonesas que ha comunicado su intención de seguir en activo.

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