Gracias señor Ferreras, de León y periodista

Antonio García Ferreras a favor de Autonomía de León leonesa en 'Al Rojo Vivo'.

¡La facción castellana política del ente autonómico, le saludará agradecida! Naturalmente aludo a la de la comunidad llamada Castilla y León, en la que los leoneses, sus paisanos, si así lo estima por nacencia, contemplan atónitos el gran favor del silencio con el que adornó, en momento vivo, nuestro esfuerzo popular en Legio, para decir “a la parte dominante”: ¡Esta no es nuestra fiesta y basta ya de colonialismo!

Todo viene promovido por el inconsecuente intento de los autonomistas gobernantes de traer (descentralizar) a Legio, a otras capitales y comarcas con rango, la fiesta 23 de abril, aquélla que, con dominio castellano, se empeñaron en señalar para todos en una campa castellana al socaire de una degollina.

Pero hete aquí que si alguien esperaba un “si buana”, a su fiesta en Legio, de modo especial los que programan y malmeten... ¡Se equivocaban! La sumisión del pueblo leonés nunca ha sido tal. Ante el error de cálculo, llegó el fracaso. Del programa que plantearon, de ampuloso desarrollo en San Marcos y aledaños, pronto empezaron a descolgarse, a negar la colaboración, los artistas, música y voz, los grupos folclóricos, los hosteleros o restauradores, puede que todos un pelín callados demasiadas veces –¡Hay que vivir!–, pero no sometidos. Por ello llegaron a quedarse en blanco los ensoberbecidos promotores.

Esto último es una constatación de hechos consumados, señor Ferreras, que no pudo o quiso investigar, no ya mediante un equipo, que eso podía sonar a derroche para el medio en el que labora, y dirige (¡el León ocultado o silenciado es tan poca cosa!), o con un periodista, al menos, que recogiera actualidad en las vísperas y la realidad en la calle el propio día de autos. Y luego, claro, un privilegiado minuto de traslado en directo a la audiencia en su programa Al Rojo Vivo, coincidente en el tiempo y día.

Si no tuvo información precoz de lo expuesto, y de los contundentes avisos de protesta, por traer la fiesta aquí, y del rechazo del programa, dos razones me inquietan: o no le llegan las noticias en tiempo y forma, o lo leonés le trae al fresco. Porque a los gerifaltes del ente y sus adláteres, aunque trataran de disimular, sí que les asustó el rechazo generado y más aún la contraprogramación que partía del movimiento ciudadano y político leonesista, o del orgulloso ser leonés. Ante esto ocurrió lo previsible: ¡Su huida!

Veamos alguno comentarios y constataciones que todo ello me suscita. El anunciado izado de bandera, la cuartelada autonómica, sí, la impuesta a los leoneses, (donde nuestro león heráldico permanece amarrado por 'estatutos'), lo suprimieron, o el acto se cayó por inercia frustrante para ellos, ante el anuncio de una gran pitada, silbatos y silbidos al unísono, prometidos por los leoneses... ¡por miles!

Claro ésta, ¡la gran pitada! Un previsible hito de protesta, iba a quedar en los anales de la historia al lado de la grandiosa manifestación de rechazo a la autonomía en Mayo del 84, y de tal repercusión, que llevaría a los oyentes o espectadores a preguntarse... ¡¡¡Cuál es la razón!!! Y había que explicarla, y además bien, o les sacaba al aire sus vergüenzas ahormadoras. Resultado, replegaron, no velas, si la tela cuartelada al arca castellana.

También fracasó lo de la lectura del Estatuto (supongo que serían determinados artículos castellanizadores), por niños leoneses. Una ocurrencia, que ya comenté en otro escrito, tildándolo de remedo de la gozosa y popular lectura de los Decreta. Ellos, los autonomistas, pretendían llevar la voz infantil e inocente a la lectura de lo que los leoneses siempre hemos rechazado. ¡Pues sí señor, hubieron de suprimirlo también!

Se celebró una carrera solidaria con enfermos de la ELA, nada que objetar, faltaría más, al parecer los sufridores de ella y familiares días atrás no estaban muy conformes con las atenciones del ente. Y allí en la meta pudimos ver al señor Quiñones, consejero en el ente, que al parecer le tocó ese papel y algún pitido tuvo que recoger. Pocos para el merecimiento, tal vez por respeto a los enfermos.

No estuvo el alcalde legionense, sí, el mismo al que entrevistó, señor Ferreras, cuando la Moción en favor de la autonomía leonesa, pero que, mediante un escrito, acompañó mostrando el derecho de los leoneses al autogobierno. Bien UPL, movilizando al leonesismo político; lo mismo que Conceyu y otras organizaciones leonesistas en lo popular, en los preparativos y desarrollo. Era necesario mostrar rechazo y buscar libertad, miles de leoneses con banderas leonesas, acompañaron con prestancia manifiesta.

El primer mandatario autonómico, el señor Mañueco, tras estar a primera hora en la campa de Villalar para justificar su implicación presidencial, acudió presto a Madrid, había que lucir palmito, allí donde se entregaba el premio Cervantes a un leonés, don Luis Mateo Díez, que el ente, o mejor su presidente, arrogándose premio y ganador, como de la Comunidad. ¡Que brille el ente! Y le de esplendor el académico, mostró el eterno vicio de no querer diferenciar territorios, el leonés y el castellano, y a sus respectivos paisanajes. Su frase: “Castilla y León, tierra (en singular) de hombres de letras” lo evidencia y nos solivianta. ¿Hasta cuándo la tolerancia?

¡¡¡Hay que romper amarras!!!

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