Volver a coronar a Alfonso VI es una obligación

La polémica corona con 'castillos' de Alfonso VI en la obra de Amancio. / Foto: SahagúnDigital

Máximo Soto Calvo

Se habló y escribió, y mucho, en los medios, respecto a la corona tallada sobre las sienes marmóreas de Alfonso VI en la lápida de la tumba que ya acoge los restos reales en Sahagún. Se han dado quejas al escultor Amancio González, leonés, de Villahibiera, autor y ejecutor, razonadas las más, airadas y con firmeza otras, siempre mostrando enfado ante el desmán, pero tratando de hacerle ver el error “creativo” de lo tallado.

Reaccionó el autor con disculpas: torres/catedrales; en verdad galgos/podencos en espera de que transcurra el tiempo que todo lo adormece.

Ha quedado claro el daño que infiere a lo leonés, en el presente, y el del potencial futuro, castellanizador real, representativo y simbólico que no puede quedar irradiando negatividad y confusionismo “por los siglos”. Es hoy, ahora, cuando hay que atajarlo, se lo debe al pueblo facundino que le encargó el mausoleo, tal vez pecando los munícipes locales que le representan de exceso de confianza.

Tome el autor la rectificación como un buen servició al pueblo, a los leoneses, destacando lo nuestro, lo leonés, sobre lo que nunca debió sembrar duda. “Su corona” no ha sido una intemperancia creadora, tampoco una interpretación pasada de revoluciones, ni un adorno floral, ¡NO!, ha venido a privar al rey Alfonso VI de su genuinidad leonesa trastocando el símbolo capital. Históricamente intolerable. Pero es momento de demostrar su arte, en función reparadora. ¡A ello, artista!

¡El Ayuntamiento de Sahagún, no puede dar por recibida la obra!

Estaría bien que las Asociaciones culturales leonesas, siguieran mostrando a través de los medios la negativa a aceptar así la obra, tal como empezó lanzando Comunidad Leonesa.com, para que reaccionen: El Ayuntamiento en exigencia, y el autor se invista de compromiso leonés y acometa la “restauración” de una dinastía y de un pueblo representando simbólicamente en su corona. Entiéndase bien, al citar al pueblo no hablo de uno sometido, vasallo, me refiero al progresivamente libre, el de los concejos, el de los fueros, el parlamentario, el... leonés.

Posibilidades hay, soluciones muchas, mas, sería un ingenuo tratando de apuntárselas al artista. Nuestras peticiones y mensajes, incluso personales, no deben decaer hasta lograr poner las cosas en su sitio. El Ayuntamiento de Sahagún no puede recibir la obra. Además de estar inconclusa, tal como el autor proyectó, falta el “envoltorio urna” en acero Corten, calado; lo grave, lo maligno es que ha castellanizado la corona, dato éste intolerable que requiere la oportuna modificación.

Lo munícipes desde una actuación administrativa correcta, donde entra en juego la fianza económica, la retención dineraria preceptiva, tienen capacidad para conseguir el acabado pactado. A no ser que quieran cargar con el peso total del error histórico.

La ciudadanía leonesa siguiendo perseverante en la demanda tiene que seguir ejerciendo presión.

Después, “bien coronados”, lo celebraremos todos tremolando el pendón en el más amplio de los términos. Seguro que será una hermosa ceremonia, algo así como un suspiro colectivo en clave leonesa.

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