El 'Alacife': las copias del 'Necronomicón', el libro de los muertos que los Mitos de Lovecraft sitúan en el Reino de León

Dos copias del 'Alacife', el 'Necronomicón' de Lovecraft en castellano estarían en León.

De los Primero Engendrados, escripto está que esperan sienpre al umbral de la Entrada, é la dicha Entrada se encuentra en todas partes é en todos tienpos...”. Alacife. León, h. 1300.

León albergaba dos copias del 'Alacife', el “libro de los nombres muertos” -o en mejor traducción, “libro de las leyes de los muertos”– del famosísimo universo literario de terror de H.P. Lovecraft. Esta es la afirmación que multitud de páginas de internet y enciclopedias del universo de horror cósmico del escritor estadounidense proclaman desde hace décadas colocando a la urbe legionense de nuevo como un centro de misterio y poder en la imaginación humana.

¿Cómo es posible que esta pequeña ciudad del Noroeste de España parezca tan mistérica? La presencia del 'Alacife', la forma española de llamar al 'Necronomicón' de Lovecraft se sumaría a que es –y esto sí está certificado– la cuna de la Cábala y la Alquimia, y que se hizo famosa hace unos años al conocerse la hipótesis histórica de poder ser el lugar donde se escondía desde hace mil años el Calix Domini (“la Copa del Señor”, refiriéndose a la última cena de Jesucristo) que se reverenciaba como reliquia por los cristianos de Jerusalem hasta el siglo IX, que algunos creen que sería el Grial.

Cuna de la Cábala porque Moisés de León fue el filósofo y rabino que escribió una de sus obras fundamentales, el 'Zohar', el Libro del Esplendor. Si bien hay dudas de que naciera aquí –una de las versiones de su vida es que nació en Guadalajara, pero vivió en la ciudad legionense– sí se sabe que su familia era leonesa por su apellido. En la juderías leonesas se albergaba una escuela filosófica y un enorme conocimiento de la cultura hebrea, ya que albergaba también otro libro importantísimo del judaísmo, el Códice Hilelí, que se perdió al atacar e incendiar la de Puente Castro Alfonso el Batallador de Aragón en el siglo XII.

Matriz de la Alquimia porque el propio Nicolás Flamel –autor del 'Libro de las Figuras Jeroglíficas', obra iniciática de esta disciplina indistinguible de la Química antes de la Ilustración del siglo XVIII– reconoce que descubrió los secretos de la misma “gracias al rabino Canches de León”. Lo que apuntala la aparentemente loca pero bien hilada y fascinante teoría del profesor de Historia del Arte de la Universidad de León César García Álvarez de que, simbólicamente, la Catedral de León sería la misma Piedra Filosofal por su colección de enjutas y su capacidad de transmutación de las personas según se entra en ella y se contempla la luz pasando por sus vidrieras.

Y también podríamos decir que León es conocida también como “la ciudad donde está el Grial” (dos veces, porque hasta Gaudí lo puso a simple vista de todos en la Casa Botines), aunque esto sería imposible que Lovecraft lo pudiera conocer por dos razones. Una que el Grial no existe como objeto tangible. Es un constructo literario fantástico al igual que la Fuerza de StarWars –no son reales, pero gracias a ellos se ganan ingentes cantidades de dinero– y además puede ser tanto la copa de Cristo como la Sangre de Cristo transmitida a los reyes del francés Sang Real, sangre real, saldría fonéticamente Saint Grial] como referencia a la descendencia de Jesucristo, o la búsqueda constante de un objetivo importante.

La Cábala y la Alquimia 'nacieron' en León; a lo que se suma la hipótesis de que el Cáliz de la Última Cena de Cristo estuvo escondido en San Isidoro durante más de mil años

Y, la otra, porque la hipótesis presentada en la misma Casa Botines de Gaudí el 26 de marzo de 2014 –la de que León escondía desde hace casi mil años el primer cáliz que se creyó que era de Cristo– indicaba que había pistas contundentes para pensar que el Cáliz de Doña Urraca albergado en San Isidoro podría corresponderse con la reliquia del Calix Domini que veneraban los primeros cristianos en Jerusalem. No casa en el tiempo, pero suma al misterio. Aunque haya discusiones infinitas sobre la validez de la proposición de esta línea de investigación.

¿Entonces, qué razones hay para pensar que Lovecraft señalaría León como lugar donde se custodiaba el libro más importante de todos sus relatos? ¿Qué hay de cierto en ello? En este reportaje de metaficción contaremos con sabios, expertos y diletantes para desvelarlo.

¿Qué son 'El Alacife' y el 'Necronomicón'?

'El Alacife' es la supuesta versión en castellano del 'Necronomicón', literalmente “el libro de los muertos” un grimorio de magia negra que se refiere al mundo de los Profundos que creó H.P. Lovecraft para su serie de novelas de terror a primeros del siglo XX. Con su nombre principal es mencionado por primera vez en el cuento 'La ciudad sin nombre' de 1921 donde también se indica que su autor fue “el árabe loco” Abdul Alhazred, un pseudónimo utilizado por el autor desde su juventud.

Se dice que los manuscritos originales fueron pasados a limpio y publicados bajo el título de Kitab Al-Azif, que significaría supuestamente “el rumor de los insectos por la noche”, sonido que en el folclore arábigo atribuye a demonios y malos espíritus y en ellos se incluían conjuros y revelaciones que supuestamente Alhazred había recibido durante su exilio en el desierto de manos de unos misteriosos seres de otro mundo. Se dividiría en cuatro partes bien diferenciadas: la primera de 42 capítulos y sobre las grandezas de los Primigenios y sus legiones y narra “el esplendor de los Dioses”; la segunda, de 19, se refiere a lo acontecido en el año de la muerte y describe al temido Nyarlathotep; la tercera, de 36 capítulos, se referiría a la magia, secretos y rituales; y la cuarta parte, que no está dividida en capítulos, describe lo escrito en el 'Libro del Destino', anunciando “lo que sucederá en la sagrada Orden”.

Las versiones en castellano que albergaría León habrían sido dos: una manuscrita de finales del siglo XIII y principios del XIV.La primera fechada convenientemente en 1300 y la segunda, impresa, de 1498, época en la que no está certificada la presencia de una imprenta oficial en la ciudad. “Es importante mencionar aquí la versión castellana conocida como Alacife, realizada en León hacia el año 1300, y que F. Torres Oliver descubrió en el Archivo Histórico de Simancas. Parece tratarse de una traducción directa y fiable del Al-Azif árabe original, que Abderramán I trajo a la península en el siglo VIII, huyendo de los abasíes, según la 'Introducción a los Mitos de Cthulhu' de, F. Torres Oliver y R. Llopis y 'La Piel de Toro, de Ricard Ibáñez”, referenciados en la 'Enciclopedia de Los Mitos de Cthulhu'.

Es largo y complejo el devenir de esta versión leonesa del 'Alacife', pero existe un buen resumen que se puede leer aquí en Leyenda.net altamente recomendable para seguir ahondando en su historia. En este se explica que “Abd al-Azrad escribió en el 730 el 'Al-Azif' y que, presumiblemente, el libro pasa a manos de la dinastía omeya gobernante pero que llega en el 755 a la península ibérica con Abderramán I, último de los omeyas. Con la captura de Córdoba en 1236 el libro se trasladaría a Salamanca y aproximadamente en el 1300 se crearía la edición leonesa en castellano”.

El profesor de Historia del Arte de la Universidad de León, César García Álvarez es experto en simbología, en la Catedral de León y también en Gaudí y la Casa Botines; entre otros muchos temas como se puede escuchar en su programa de divulgación con diez años de trayectoria y medio millar de programas en Onda Cero León, 'Arte y mucho más' [en el anterior enlace se puede escuchar el capítulo dedicado a esta misma historia del 'Alacife' a partir del minuto 34:35]. El experto define de forma muy interesante qué es el 'Necronomicón': “Es un libro ficticio, ideado por Lovecraft, una obra maldita que no sólo acarrea todo tipo de desgracias para su poseedor y lector, hasta su muerte, sino que encierra un terrible y arcano poder. Lovecraft atribuye su autoría a un árabe, Abdul Alhazred (juego de palabras con all has read, ”todo lo ha leído“, en referencia a la voracidad lectora del propio escritor desde su infancia). Su etimología lo acerca a un tratado, grimorio, manual o compendio de todo lo relativo a la muerte y lo muerto, a aquello que existe incluso por encima de la distinción entre lo vivo y lo muerto y los muertos, los cuales, en la mitología lovecraftiana, se corresponden con fuerzas espirituales originarias denominadas los Primordiales, o los Antiguos, que se subdividen en otros grupos o categorías, como los Profundos”.

Como escritor que és el de libros de simbología apunta con acierto que el 'Necronomicón' a pesar “de su carácter inventado” supera la ficción y se convierte en sí mismo en un juego literario: “Tanto Lovecraft como otros escritores afines detallan la existencia de diversos ejemplares repartidos por bibliotecas de todo el mundo, con precisión y detalle propios de auténticos bibliotecarios”.

La importancia del 'Necronomicón' en la Cultura contemporánea

De hecho, la invención de Lovecraft en los albores del siglo XX ha influido tanto en la cultura contemporánea que se podría decir que es al cine de Terror lo que el Grial es al cine fantástico medieval y la Fuerza de StarWars al de Ciencia Ficción (en su vertiente Space Opera).

Es una constante en las películas de miedo y de misterio, en los libros, en los cómics –los villanos de Gotham City en el universo de Batman son encarcelados en el Asilo Arkham, en la ciudad ficticia de Arkham, pura invención lovecraftiana–, en los dibujos animados, en los videojuegos y en otro tipo de manifestaciones de la antaño conocida como subcultura popular que hoy ha tomado el mando del espectáculo audiovisual.

El 'Necronomicón' es omnipresente en las películas, series y novelas de terror, en los cómics, los videojuegos e incluso la música

Asimismo muchos escritores modernos de terror, como Stephen King o Joe R. Lansdale entre ellos, han citado a Lovecraft como una de sus más importantes influencias.

Incluso en la música, las letras de algunas de las canciones de grupos de géneros como el hard rock, heavy metal, black metal y death metal se refieren a pasajes de algunas obras del autor, así como abordado de igual modo la mitología lovecraftiana. Algunos de estos son Metallica (que tienen hasta una pieza musical que se titula 'The Call of Ktulu'), Mercyful Fate, Cradle of Filth, Internal Suffering o Iron Maiden: en su disco 'Live After Death' aparece Eddie la mascota del Grupo, surgiendo de su tumba de una lápida que muestra una cita de Lovecraft. Aquí listan diez canciones inspiradas en la literatura del autor estadounidense.

Un fetiche de la Cultura Pop

Según García Álvarez “el 'Necronomicón' se ha convertido en un fetiche para la cultura popular contemporánea. Su huella está presente en el cine fantástico y de terror, bien en forma de referencia directa, en adaptaciones de los relatos de Lovecraft, o en todo tipo de producciones que se alimentan de su imaginario, con muy desigual fortuna, puesto que aparece sobre todo en producciones de serie B, incluyendo la destacable 'Evil Dead', de Sam Raimi (1981), o 'Equinox' (1970), o en series recientes como Stranger Things o Territorio Lovecraft. Pero tanto el propio 'Necronomicón' como la obra de Lovecraft aguardan todavía una adaptación cinematográfica a la altura de su riqueza formal y simbólica”.

Una obra que, aun falsa, inexistente, ha sido tan poderosa que hay hasta gente que ha creado sus propias ediciones y las ha puesto a la venta. “Al igual que en el cine, el 'Necronomicón', y la obra de Lovecraft, han ejercido un hechizo constante en todo tipo de formas literarias y audiovisuales. Pese al rechazo inicial provocado por una obra que se consideraba inferior por pertenecer a un género como el terror, la influencia de Lovecraft no ha dejado de crecer, tanto en la configuración del género fantástico como no sólo en el subgénero de terror (o de aberraciones científicas), sino en la vocación de crear un metauniverso literario, conformado por unas claves estilísticas, iconográficas y una mitología propias. Esta actitud hubo de influir poderosamente, pese a todas las profundas diferencias que separan sus obras, en universos como los de Tolkien, J. K. Rowling o de George R. R. Martin, que aspiran a configurar universos paralelos que surgen del desarrollo coherente de unas ideas fantásticas, en cuanto no se corresponden con el contenido y funcionamiento del mundo real, pero que aspiran a poseer una férrea cohesión y lógica internas”, revela el profesor García Álvarez.

'La llamada de Cthulhu'

Por su parte dos importantes figuras de los juegos de rol en España también explican cuán importante fue la edición de 'La Llamada de Ctulhu' en España [pronúnciese con la fonética del inglés k'zulhu, que en castellano sería Kázuljuu, con esa jota como hache aspirada; no chulu, ni katulu como hacemos de forma macarrónica, y un tanto ridícula, los españoles]. Ya que su publicación fue uno de los aldabonazos para dar a conocer los juegos de rol, al ser el primer manual traducido al español en 1988 por Joc International, que hoy publica Edge Entertainment y que lleva 14 ediciones y siete revisiones de las reglas.

Su primer traductor fue Jordi Zamarreño. Licenciado en Ciencias Químicas y actualmente export manager en Italmatch Chemicals, además de coordinador de traducciones de juegos de rol en Devir Iberia. Para él, “el Necronomicón en particular (y la obra de Lovecraft en general) nos permiten sistematizar toda una serie de elementos de la literatura (y posteriormente el cine) de terror, que con otros autores quedan dispersos. El Drácula de Stoker y el Frankenstein de Mary Shelley son one-shots, no pretenden ir más allá de la historia que nos relatan, aunque Stoker beba de la tradición de Vlad Tepes y la condesa Bathory. La introducción de conceptos como los Primigenios o los Dioses Arquetípicos proporciona mimbres con los que tejer el cesto de narraciones cinematográficas. No hay más que ver la serie Stranger Things que, aunque menciona a Demogorgon y a Dungeons and Dragons, es Cthulhu puro y duro”.

“A pesar de que hoy en día el terror se asocia más al 'gore' que al terror psicológico, Lovecraft es uno de los autores más importantes del siglo XX, y su legado (tantos otros que se han inspirado en su obra, me viene a la cabeza Brian Lumley, por decir sólo uno) perdura. En los videojuegos, la verdad es que no muchos han conseguido reflejar ese aire de misterio y han optado por el gore, que siempre vende”.

Por su parte el también creador de este tipo de juegos –que son en esencia una especie de teatro del azar con reglas y tiradas de dados para superar retos totalmente imaginarios (nada que ver con la injusta mala fama que tuvieron en los noventa) que se han convertido en uno de los mayores exponentes del ocio inteligente y cultural juvenil–, Ricard Ibáñez, indica que “el Libro de los nombres muertos es una obra originalmente ficticia que usó Lovecraft para encuadrar sus relatos de horror. Aparte de ser un maestro con el uso de los adjetivos y saber inspirar como nadie una atmósfera opresiva y asfixiante en sus textos, creó toda una mitología propia, huyendo de los convencionalismos de la novela gótica como los vampiros, hombres lobo, y espectros creando una caterva de seres completamente ajenos a la humanidad, y por lo tanto más terroríficos que los viejos monstruos habituales”.

Ibáñez es el creador de 'Aquelarre', el primer juego de rol español que se centra más en las leyendas y misterios de la Hispania medieval de los siglos XIII y XIV; digamos que otro trasunto de lo mismo, pero con mitos patrios. Publicado por primera vez en 1990, también por la editorial barcelonesa Joc Internacional, ha tenido varias ediciones en sus treinta años de vida y ahora lo distribuye en España Nosolorol.

El 'Necronomicón' se ha convertido en todo un icono de la cultura 'friki' y aunque es un libro falso, es fácil encontrarlo en el mercado y hay gente que se cree que es de verdad

“El 'Necronomicón' se ha convertido en todo un icono de la cultura friki. Aparte de aparecer en las obras de todos los autores del llamado Círculo Lovecraft, su nombre, como sinónimo de texto arcano, prohibido y sobre todo maldito ha aparecido referenciado infinidad de veces: es el 'Necronomicón' el libro que está buscando Ash Williams en la película de 1992 'Army of Darkness', aquí en España 'El Ejército de las Tinieblas'. También aparece en videojuegos como Doom (no en vano uno de sus guionistas fue nada menos que Sandy Petersen, el autor del juego de rol 'La Llamada de Cthulhu')”, comenta.

“Aunque es un libro falso, es fácil encontrarlo en el mercado: existen, por lo menos, tres reescrituras del mismo (algunas más serias que otras). Aunque, por supuesto, es dudoso que se pueda invocar a algún horror cósmico con cualquiera de ellas”, ironiza el también escritor de novelas y autor también del juego de rol del Capitán Alatriste.

Cómo se juega

En el juego de rol de los Mitos de Lovecraft, los participantes se reúnen en torno a un árbitro que prepara una aventura y gestiona el cumplimiento de las reglas, al que se llama El Guardián (y que tiene un libro de reglas propio). Los personajes tienen una serie de características determinadas indicadas por unos números porcentuales que, en momentos de tensión o peligro, se confrontan a una tirada de un dado de cien (que se realiza con dos dados de diez, el primer resultado como decenas y el segundo como unidades). Los jugadores tienen otro libro de reglas, llamado 'Guía del Investigador'.

Si el número es inferior a lo que la ficha de personaje tiene como habilidad –digamos 'Conocimiento Bibliotecario'– conseguirá su objetivo (en este caso encontrar un libro crucial para la investigación). Si es muy inferior, por debajo del cinco por ciento, lo conseguirá de forma cada vez más brillante: si es de un uno por ciento se considera un crítico, un acierto legendario que facilitará enormemente llegar a la resolución de la historia planteada por El Guardián (cuyas decisiones son inapelables). Si es superior, cuanto más cercana al cien por cien (entre el 95 y el 100) se considera una pifia; con lo que el error puede condicionar la aventura de los demás personajes. En caso de habilidad física –como por ejemplo conducir huyendo de unos mafiosos que disparan con ametralladoras a los personajes–, el crítico revelaría que conseguirían escapar y la pifia que el conductor tendría un accidente grave. Hay más tipos de tiradas, que se describen aquí.

Particularmente este juego de rol tiene otra característica muy distinta de otros, la 'tirada de Cordura'. Los personajes pueden ser de todo tipo, pero siempre interesados por alguna razón en los Mitos de Lovecraft y los profundos. Ya sean investigadores, policías, periodistas, un oficinista, un profesor de universidad, un bibliotecario o un diletante (un aficionado que invierte todo su dinero en conocer más), todos estos personajes pueden volverse locos.

Es decir, que los jugadores pueden perder el control de su interpretación cuando estos protagonistas ficticios se encuentran con los Dioses Primigenios u horrores cósmicos de estos libros. Si no superan la tirada de cordura pueden añadirse fobias a los personajes –miedo a los gatos, a la oscuridad, al número 13 como la triscadeifobia, y un montón más en una curiosa tabla que los enumera– y también pueden sufrir alucinaciones en los momentos menos deseados, que en siguientes investigaciones y aventuras complicarán seriamente su forma de actuar. Y si el susto que se llevan es muy grande, pueden quedar paralizados y catatónicos o completamente majaras en imaginarios sanatorios psiquiátricos. Y esto hizo que los jugadores le tomaran un cariño especial a estas reglas de juego.

¿Pero por qué León?

Volvamos al 'Necronomicón-Alacife' en el Reino de León. Otra de las circunstancias que envuelven a este misterio leonés es determinar por qué Lovecraft consideraría que el libro más importante de su mundo literario ficticio tenía que estar en León. Y nada menos que dos copias, una de ellas un incunable como son todas las primeras ediciones impresas. ¿Qué puede haber de verdad en ello para que un escritor estadounidense se refiera a la urbe legionense? Aquí entramos en el mito sobre el mito, muy propio de un juego literario entre los lectores y el autor.

En primer lugar, no es baladí que León tenga ese protagonismo. “Entre los siglos X y XII fue uno de los reinos cristianos más importantes de la Europa medieval occidental”, indica la profesora Torres-Sevilla –la misma que defiende junto a José Miguel Ortega del Río la hipótesis que los de Léon son 'Los Reyes del Grial' un título muy de metajuego literario-histórico, y también cinematográfico– en el que confluyen una serie de circunstancias que lo hacen el lugar perfecto para situarlo en esta Corte Regia.

“Por supuesto que León tiene mucha importancia. Más de la que nos imaginamos. [se puede ver un vídeo aquí que cuenta toda su historia] Sólamente hay que pensar que aquí tenemos una de las juderías más importantes a nivel europeo, que el hoy olvidado Reino de León es el más poderoso de la Cristiandad durante tres siglos y que a mayores es un lugar de intercambio de influencias. Hay que señalar que, aunque la fama se la lleve Alfonso X el Sabio por el tema de la Escuela de traductores de Toledo, realmente el impulso inicial fue de Alfonso VII el Emperador –coronado en la Catedral de León el 26 de mayo de 1135 como imperator legionensis totius hispaniae– y que la convivencia cultural entre judíos, musulmanes y cristianos es muy anterior al siglo XIII y León fue un foco de cultura y conocimiento”, explica.

“Era un reino cuna de libertades y crisol de Culturas”, destaca la medievalista (y también novelista) recordando que el más avanzado Derecho medieval europeo se legisló en León, primero con el Fuero de León de 1017 –en el cual se escribió Ley sobre pergamino hace ya más de mil años la Propiedad Privada y la Inviolabilidad del Domicilio, la Libertad de Comercio y los primeros derechos de las mujeres, entre otras primeras protolibertades fundamentales– y más tarde adelantándose al Renacimiento con la primera vez que el pueblo llano pudo votar de forma estamental en las Cortes de 1188, inicio del voto estamental del Antiguo Régimen.

¿Pero es suficiente para que León tenga tanto y tan difícil de explicar? Pues sí. “León no solamente por el tema romano, que de por sí es potente e importante, sino porque a raíz del 711 se convierte en refugio de monjes mozárabes que se traen el saber del sur. Gente de Toledo, de Córdoba, de Mérida que se instala aquí con sus libros y sus scriptorium con un punto de encuentro y saber muy interesante. A mayores de los judíos y el hecho de que la familia de Moisés de León sea de aquí y él sea el padre de la Cábala. Que tengamos las referencias del famoso Códice Hilelí que se conservaba en León y que es fama que por él se corregían todos los libros sagrados de la Torah, hasta que la judería fue saqueada. Y por supuesto una tradición muy importante vinculada a la Catedral como centro espiritual y de conocimiento, como también la Basílica de San Isidoro que a mayores es un centro de poder fundamental, epicentro y corazón de un reino. Es un poco de una mezcla de todos estos aspectos: que aquí llega gente venida de Francia, que en León acogemos a los cátaros, que en León se refugian también algunos de los que escaparon de las persecuciones en Inglaterra después de la muerte de Tomás Becket”, señala Margarita Torres.

“Es decir, la leonesa es una tierra de acogida donde a nadie se le pregunta de dónde procede. Y es un lugar que desde el principio de los tiempos ha dado cabida a personas que opinaban distinto y que podían aportar esa manera diferente de entender el conocimiento. Si tú tuvieras que elegir una tierra cargada de misterio en la península optaras o por Toledo o por Córdoba, León o Compostela”. A la que se debería también añadir Gerona como ciudad crisol como indica Sergi Font. “Por eso León es centro de tantos misterios: porque es un lugar mágico, poderoso y relevante. Y sobre todo al ser crisol de culturas. Romanos, visigodos, musulmanes, mozárabes, francos, judíos, cristianos todos encontraron aquí un hueco y todos aportaron conocimiento sin que a nadie se le persiguiera por este motivo”, valora la docente de la Universidad de León.

Algo en lo que coincide también el conocido y admirado profesor de Historia del Arte en la Universitas Legionensis, César García Álvarez: “León ocupa un lugar muy importante en un gran número de tradiciones simbólicas y herméticas, ligadas a los saberes herméticos, y en especial a la alquimia y la cábala, pero también la magia o la astrología. Es muy significativo que la primera de esas copias se ubique cronológicamente en las fechas de finalización de la catedral gótica de León, y la otra, a finales del siglo XV, en los años de construcción de la antigua librería catedralicia, actual capilla de Santiago o de la Virgen del Camino. Es tan fascinante como improbable que Lovecraft hubiera tenido noticia de dos hechos ligados a la fecha de esas dos copias. En primer lugar, la riquísima iconografía simbólica presente en el templo gótico, y, especialmente, en las enjutas, en las cuales aparecen una gran cantidad de criaturas fantásticas, monstruos e híbridos que guardan una gran similitud con parte del imaginario mitológico descrito por Lovecraft. No hay que olvidar, tampoco, que durante esos mismos años, se está elaborando, por parte de Moisés de León, el 'Zohar', ”el libro del esplendor“, obra capital de la cábala, cuyo sentido profundo es la exacta inversión del 'Necronomicón', puesto que muestra, entre otras muchas realidades espirituales, los caminos que conducen el alma hacia la plenitud de la luz divina y la vida eterna”.

“En segundo lugar –continúa–, resulta sugerente que se ubique una edición impresa a finales del siglo XV, cuando todavía la imprenta no está asentada en la ciudad, pero en los años en los que la librería catedralicia no sólo acogió todo tipo de volúmenes, sino que se enriqueció mediante una rica iconografía que la convierte en casa de la sabiduría, de la victoria de la virtud sobre el vicio. Esta idea está expresada en ménsulas como la que muestra a un Hércules que vence a una monstruosa serpiente, u otra, fascinante, de un canónigo que sostiene una filacteria en la que se lee: 'legere et non inteligere', esto es, 'leer y no entender', extraída de los Dísticos de Catón, comentados por Erasmo de Rotterdam, y que alude al peligro de leer sin comprender, que equivale a olvidar, y a los peligros que encierra la mala comprensión de los textos, peor incluso que la propia ignorancia. Se trata de dos coincidencias realmente llamativas, que sólo pueden calificarse, jungianamente, como sincronicidades, entre los relatos de Lovecraft y la inagotable catedral leonesa”.

El 'Aesch Mezareph', el reverso del 'Necronomicón'

Muchos misterios tiene León para poder explicarlos tan brevemente. Pero García Álvarez continúa dando un sorprendente giro de acontecimientos que hace más interesante la vinculación del 'Necronomicón' con León: “Por otra parte, no debe olvidarse que la tradición alquímica, a través de la figura de Flamel, sitúa en León la clave del desciframiento de la piedra filosofal y los secretos de la alquimia, presentes en un críptico libro, el 'Aesch Mezareph', el cual, descifrado por un cabalista leonés llamado Maestro Canches, funciona también como reverso exacto del 'Alacife', puesto que si aquel es un libro que revela los secretos de la transmutación y la vida eterna, este hace lo propio con los de la muerte. Quizá Lovecraft conoció la vinculación de Flamel y su libro con León, y la invirtió para ubicar aquí dos ejemplares del libro maldito”.

O todo es producto del juego literario entre lectores y el autor...

¿Quién fue H.P. Lovecraft?

Howard Philips Lovecraft nació en Providence, Rhode Island, el 20 de agosto de 1890 y murió en la misma localidad el 15 de marzo de 1937. Autor poco considerado en su momento, sus Mitos fueron ganando prestigio a lo largo de los años hasta convertirse en una de las referencias culturales más importantes de las historias de terror decenas de años después de su muerte. Tenía debilidad por los helados y por los gatos. De hecho, tenía un minimo negro, algo muy propio para un autor de estas características.

“La infancia de Lovecraft estuvo marcada por la trágica muerte de su padre en un centro psiquiátrico tras diagnosticársele paresia, una ausencia parcial de movimiento voluntario que es un síntoma común de la esclerosis múltiple, y una fase terminal de neurosífilis. Lovecraft además tuvo una mala relación con su madre, Sarah Susan Phillips, una puritana ultraconservadora que negaba a su hijo cualquier muestra de cariño, y muchos críticos la consideran la causante del comportamiento un tanto extravagante que el escritor mostraría durante toda su vida”, explican en este reportaje de National Geographic.

Odiaba la luz del día y, pese a ser estadounidense, él mismo se consideraba como un erudito británico. “Constructor de nuevas religiones, creador de mitos, leyendas y dioses. Aquel que paseaba por las tumbas y odiaba la luz, el que revivía por las noches para encontrarse con sus angustiosas fantasías. Porque hablar de este autor es hablar de la narración fantástica por excelencia. Un soñador, un personaje insólito, controvertido, lleno de contradicciones, ateo confeso y declarado, y el gran referente de la literatura gótica del siglo XX”, como lo describen muy extensamente en esta biografía del blog Historias de Nuestra Historia.

“Vivió en una época fascinante para la creación literaria en el género fantástico, heredera de los clásicos romanticistas y coetánea al fenómeno del espiritismo, la era dorada de las ciencias ocultas, la Golden Dawn [la 'Orden Hermética de la Aurora Dorada'] y la creación del concepto de 'Salud Mental'. Lord Dunsany fue su gran ídolo. Sus libros ocupaban su lectura de cabecera, que le inspiraron la publicación de su primer relato fantástico en 1917, 'Dagon', en la revista Weird Tales. La mayor parte de sus narraciones se publicaron en ella. Edgar Allan Poe, el otro gran escritor maldito de misterio y horror estadounidense en el siglo XIX, fue su otro inspirador, al que dedicó alguna poesía y ensayos como 'El Horror en la Literatura' entre otros”, concretan en el blog especializado en el mundo friki La Casa de El.

Nunca publicó ningún libro completo, pero sí infinidad de relatos en revistas del género fantástico como Weird Tales. Y mostró una enorme inteligencia y sabiduría, jugando con la cultura árabe y los descubrimientos de primeros de siglo XX de la Egiptología. No en vano el 'Necronomicón' se basa en 'Libro de los Muertos' del Antiguo Egipto: nombró a su dios primordial más importante Nyarlahotep al estilo de los personajes de los descubrimientos arqueológicos de la época [pronúnciese Naiarlajotep con hache aspirada], o Azazoth más relacionado con los nombres asirios y babilónicos. Culminando con el brillantísimo juego de decir que el autor del 'Alacife' era Alhazred... que como bien señaló al principio del artículo César García Álvarez se pronunciaría “all has read” (“el que todo lo ha leído”) lo que significaría que es un juego de palabras más para referirse a sí mismo.

En marzo de 1937, con 46 años, H.P. Lovecraft murió prácticamente en la pobreza por causa de un cáncer intestinal que se complicó con una afección renal. Sus seguidores –que eran legión ya por entonces–, y sus amigos, que habían creado el Círculo Lovecraft, empezaron a continuar su forma de escribir con relatos del mundo de horror que creó, aumentando su leyenda y hasta –jugando como él jugaba con las palabras, los personajes y la realidad con un lenguaje muy contenido y serio como si fuera un estudio universitario–, lo comenzaron a llamar “aquel que paseaba por los cementerios”.

A partir de ahí fueron creciendo y creciendo sus mitos explotando en la segunda mitad del siglo XX e introduciéndose en el cine y la literatura de terror (incluso tocando hasta los superhéroes de Marvel, puesto que el 'Darkhold' es otra copia de su libro de los muertos descrito en la editorial de cómics como “libro de los condenados”) hasta que llegó el punto de que, a día de hoy, mucha gente cree a pies juntillas que el 'Necronomicón' es un libro auténtico.

La aventura del Alacife de León

Todo es un juego literario en Lovecraft y en sus apasionados seguidores. Más entre los españoles, muchos de ellos tras descubrirlo al comprar un amigo el manual de juego de rol 'La Llamada de Cthulhu'. O por las traducciones de sus historias –como 'En las Montañas de la Locura' o 'La sombra sobre Insmouth' o 'El Horror de Dunwich' como ejemplo de unas de las más famosas– del filólogo especializado en literatura fantástica anglosajona Francisco Torres Oliver que junto con el estudioso y psiquiatra Rafael Llopis han sido los mayores impulsores del género macabro y de misterio en lengua castellana.

Y como tal muchos de ellos han jugado aventuras perdiendo cordura persiguiendo al Caos Reptante o a su pulpo favorito, Cthulhu –del que hay un montón de camisetas y diseños, es tendencia en Twitter en estos días de Halloween y hasta existe una religión ficticia de coña... y, como no podía ser de otra manera en este juego entre lo real y lo imaginario, otro culto que se cree que es real: los Tinfonianos– el periodista se propuso seguir con la vena lúdica, ponerse la capa de Guardián y embarcar a una serie de jugones leoneses, sabios y expertos a modo de aventura rolera para descubrir si el 'Alacife' de León es real o no.

Como sabios de la antigüedad, refiriéndonos a Margarita Torres y César García Álvarez podría decirse que los investigadores encontrarían en la Librería de la Catedral de León dos citas de ellos al respecto de estas copias leonesas del 'Necronomicón'.

De la primera, como hipótesis de que Lovecraft mencionara directamente a León: “Todos los escritores cuando buscamos inspiración, siempre tiran, (cuando tienen un mínimo de rigor) por bases históricas. Por lo tanto cualquier relato, aunque pueda ser de ficción, siempre tiene una base si el escritor es bueno de mucho trabajo de investigación previo en fuentes a menudo muy diversas. Si encima hablamos de Lovecraft, que en misterio es lo más de lo más, pues tienes una persona que además al ser extraordinariamente culta podría tener mucho sentido que conociera algunas fuentes y que trabajara con datos”.

Del segundo, este fragmento: “Siempre me ha resultado fascinante esa doble presencia del libro en León, por las razones que antes comentaba, y que muestran un asombroso paralelismo cronológico y conceptual con dos momentos esenciales de la presencia de lo simbólico, lo oculto y lo metafísico en nuestra siempre sorprendente ciudad. Circula incluso una leyenda urbana sobre un misterioso viajero que, en 1950, quiso obtener del archivo catedralicio de la Pulchra Leonina una copia del libro maldito. Pero, tras fracasar, apareció muerto flotando en el Bernesga. Ello demuestra la constante relación de León con todo tipo de dimensiones simbólicas secretas, bien luminosas, bien oscuras, pero siempre fascinantes. Por otra parte, aunque quizá no podamos aclarar nunca por qué el 'Necronomicón' aparece relacionado con la urbe leonesa en dos ocasiones. Lo cierto es que, de modo realmente consciente por parte de Lovecraft, o bien de modo apócrifo, como se ha señalado en ocasiones, al atribuir a añadidos por parte de otros escritores las alusiones a León, nuestra ciudad aparece al final unida a un universo literario y simbólico, como el lovecraftiano, de resonancia universal”.

[Nota: el usuario de Menéame 'Magnum Innominandum', un 'bibliotecario' que se ha unido al grupo de investigadores, precisa que es un error muy frecuente que varias veces se diga que 'Necronomicón' signifique “de los nombres de los muertos”, cuando en realidad sería algo así como “de las leyes de los muertos”, de nómos, 'ley' en griego y que también se refiere a organizar cosas, como por ejemplo en un tratado. El sufijo no tiene nada que ver con “nombre”. Por tanto, cuando en otras partes del artículo se traduce simplemente como “libro de los muertos” creo que es más cercano a lo que probablemente quería decir Lovecraft (aunque es dudoso que supiera tanto griego antiguo como para detenerse en ese tipo de detalles, y tal vez simplemente buscaba un nombre que sonara ominoso). Otro detalle: cuando se dice Kitab Al-Azif, que significa “el rumor de los insectos por la noche”... pues bueno, 'Kitab' es “libro” en árabe. Entonces, tendremos que suponer que “Azif” significa todo lo demás... si es que no es otra palabra inventada].

Los diletantes leoneses

Ante este misterio, un grupo de investigadores leoneses –sus descripciones son reales y han sido todos jugadores de rol en clubes leoneses de los años noventa como El Círculo del Nigromante y La Rosa Negra–, nuestros diletantes de aquí, han respondido a una serie de preguntas encaminadas a desentrañar si es verdadera la mención de León en pluma del propio Lovecraft.

Son Alfonso Larrosa, ingeniero de telecomunicaciones y de diseño y desarrollo de software; experto en comunicaciones contactless que vive actualmente en Sillicon Valley (San José, California); Abraham Alonso, periodista de divulgación científica que vive en Madrid y redactor jefe de Muy Interesante; y el conocido historiador, escritor y divulgador del Reino de León Ricardo Chao, el único que aún reside en León.

Tras treinta años de investigaciones y lecturas –todos ellos conocieron los Mitos de Cthulhu entre los 14 y los 16 años de edad gracias a los librojuegos y al juego de rol 'La Llamada de Cthulhu', yéndose rápidamente a la biblioteca a buscar los cuentos del autor estadounidense–, llegan a la conclusión al respecto de la investigación de que... “es complicado”.

Abraham Alonso concluye que, “en la historia del 'Necronomicón', Lovecraft sólo señala que en algún momento del siglo XVII se hizo una reimpresión de la traducción latina del texto en España, obviamente tan ficticia como el propio grimorio original. Tal suceso lo recoge, igualmente, en 'El horror de Dunwich', de 1928. Que se pudiera inspirar o no en textos históricos auténticos o en otras obras literarias no está claro, pero sí que su Al-Azif ganó mucha notoriedad, sobre todo tras su muerte, en 1937. En realidad, podría decirse que fueron sus amigos más cercanos y, entre ellos, especialmente el también escritor August Derleth, los que consiguieron que el nombre de Lovecraft sonara entre el gran público y sus textos dejaran de limitarse a ser publicados en revistas Pulp. También algunos de ellos habían dado origen a obras mágicas inexistentes relacionadas con el universo lovecraftiano, como el 'Liber Ibonis', idea de Clark Ashton Smith. El caso es que la creciente popularidad de Lovecraft también acrecentó la leyenda”.

Respecto a si la mención de las dos copias del 'Alacife' fueron propias del autor original, Alonso se refiere a que “en la antes citada introducción de 'Los Mitos' se recogen algunos ejemplos de lo que sucedió con los años: empezaron a aparecer desde fichas en distintas bibliotecas dejadas por bromistas que hacían referencia al Al Azif hasta libros que se vendían como si fueran copias del auténtico. En las librerías se preguntaba por él y proliferaron las obras inspiradas en sus contenidos, los apócrifos y los homenajes, por así decirlo. Es el caso del hipotético documento hallado en Simancas por Torres Oliver y supuestamente realizado en León (ciertamente no sucedió) y que remata magistralmente el ensayo del volumen español de 'Los Mitos de Cthulhu' a modo de prólogo”.

“En los mentideros de la Red se ha dado muchas veces pábulo a estas y otras historias fantásticas y se han creado muchas más. Hoy, la sombra del 'Necronomicón' es más alargada que nunca”, concluye.

Los 'bromistas' y las reseñas falsas

Para Alfonso Larrosa Torrecilla, la cuestión es que el 'Necronomicón' a su entender “es un libro ficticio, inventado por Lovecraft y su grupo de amigos literatos, Derleth y compañía, para dar color y una sensación de autenticidad y profundidad (y efecto iceberg, con el que el autor menciona algo de pasada para que el lector tenga la impresión de que hay mucha más historia detrás que no le están contando; un concepto que me expuso el profesor de matemáticas del Instituto de Boñar, Daniel Gallego Fernández) a los relatos que escribieron sobre los Mitos de Cthulhu y sobre horror gótico en general”.

“Como todo en esta vida, seguramente tenga su raíz en algo real, ya fuera algún escrito esotérico o un simple rumor o leyenda acerca de un supuesto libro, o un libro real que se haya perdido y cuyo propósito original pueda haberse tergiversado con el paso del tiempo. Y cuando menciono 'un escrito esotérico' no me refiero a una crónica de algo real, sino... a ver si me explico... de alguna manera a la interpretación que podría dar en un futuro una civilización, quizá menos avanzada que la nuestra, si encontrase los escritos de Tolkien y los interpretasen literalmente, como una crónica histórica real, en lugar de como relatos de ficción”, matiza.

Pero también realiza la observación de que “a lo largo del tiempo ha habido también bromistas que han incluido reseñas del 'Necronomicón' incluso hasta en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ejemplo; o ediciones de supuestos Necronomicones. Recuerdo que un amigo me dejó en su día uno que tenía él y que era una especie de compendio de hechizos, recetas y, en general, tonterías; vamos, algo muy tonto, casi más para reírte del tema aunque daba la sensación de que los editores habían intentado hacerlo en serio. O por ejemplo otro 'Necronomiconis Medievalis' que me regalaron mis hermanos estas pasadas navidades y que es una colección de láminas artísticas intentando recrear lo que podría haber sido el libro en realidad”.

“Y volviendo un poco al tema del canon, hay una referencia que supongo que conoces en la edición de Alianza Editorial del libro 'Los Mitos de Cthulhu', justo antes del prólogo, a una traducción castellana del Necronomicón supuestamente hallada en León hacia el 1300. Ni idea de si esta referencia existe en otras ediciones, pero tiene toda la pinta de que fue algo que añadieron los editores de esta en concreto, ya que mencionan que esta traducción fue hallada en Simancas por... el propio traductor al castellano de esta edición de los relatos de Lovecraft y otros”.

Él no tiene “noticias de ninguna referencia” de Lovecraft a esto: “La reseña que indico se encuentra incluso antes del prólogo a una edición que reúne gran cantidad de relatos seleccionados específicamente para este libro, por lo que no es traducción directa de una compilación de relatos en su inglés original, y detalla que la traducción ha sido encontrada por el traductor de los relatos para este libro”. “Si tenemos en cuenta que Lovecraft murió cuando dicho traductor aún no había cumplido dos años, dudo que dicha referencia sea cosa de Lovecraft o ninguno de sus colaboradores originales... aunque en este mundo todo es posible”, termina.

El 'Alacife' en llionés

Por último, tras varias décadas en archivos por su condición de historiador especializado en el Reino de León, cuyas investigaciones divulga en el blog Corazón de León –o este otro suyo personal, Taliesín, como ésta referente a la historia del personaje que vino a buscar el 'Necronomicón' a la urbe legionense y murió ahogado en el río Bernesga–, Ricardo Chao pormenoriza que es “un libro cuya lectura puede volver demente a su lector, porque le desvela que el Universo conocido no es más que una frágil pantalla que oculta la auténtica realidad, gobernada por los desquiciantes Primigenios. El Libro parece que fue escrito por un árabe loco, Abdul Alhazred en el Yemen de comienzos del siglo VIII”.

“Se han escrito ríos de tinta sobre este libro y sus diferentes versiones, pero localizar uno de los manuscritos hoy en día parece una tarea imposible (quizás por fortuna)”, bromea.

Chao –que ha llegado a visitar la tumba de Lovecraft y sus lugares de residencia en Providence– sí cree que el Reino de León es un buen lugar para ubicar dos copias del 'Alacife': “Era el principal reino cristiano de la península, lo que explicaría que la ciudad fuera un foco cultural donde se copiaban muchos códices y manuscritos” y apunta de forma lúdica, muy en el tono de los seguidores de los mitos de Lovecraft, que “se dice que hace unos años apareció una versión en leonés medieval del 'Necronomicón', al parecer titulada 'Llibro dellos Muortos', realizada en un monasterio cercano a la capital a mediados del siglo XIII, y que, por lo tanto sería anterior”. En esta declaración imagina que “según se comentó en ciertos círculos, se requisó el códice cuando su propietario quiso sacarlo a subasta en Intenet, pero hoy en día se desconoce su paradero”.

“En cualquier caso, sería un signo que fue la versión de la que se tradujo al castellano el 'Alacife' en la propia ciudad de León, algunas décadas después”, filandonea.

Lo que concluyen los expertos

Tras los investigadores locales, la opinión de los expertos en misterios y traducciones hispánicas –lo que vendrían a ser miembros de la sede española de la mítica Universidad de Miskatonic, al igual que León tiene la de la Universidad de Washington en el palacio del Conde Luna–, formulan hipótesis a tener en cuenta en la búsqueda de la verdad.

Jordi Zamarreño reconoce que “no le consta” la referencia a las dos copias legionenses: “Pero hace tiempo que no reviso esas fuentes”. “Ahora bien, Lovecraft era un erudito, y antes de ponerse a crear toda una mitología es de suponer que buscara toda la información posible”, matiza.

Sobre si la mención en la recopilación de relatos de Lovecraft de Alianza Editorial pudiera ser una solaz interpolación del traductor, manifiesta que ante esa posibilidad “se encorajina”. Porque confiesa que él mismo “podía haber dejado caer uno accidentalmente en Barcelona al traducir el manual del juego de rol de Sandy Petersen. Posiblemente en la Catedral Condal, que tampoco es manca. Sobre todo, los restos de la catedral vieja, que se pueden visitar por debajo de la actual”. “Aunque siendo mi difunto padre de Villar del Ciervo (Salamanca), que el antiguo Reino de León pudiera tener un significado oculto como ese me llena de hondo orgullo y satisfacción”, reconoce.

¿Y si fuera de verdad una jocosa broma? “No lo sé, yo no recuerdo esas menciones de cuando leí las obras, y eso que tengo memoria fotográfica. Pero si así fuera, le daría el premio OTGM (Ole Tus Güevos Morenos) al responsable”, se ríe.

Ricard Ibáñez es más preciso a la hora de dar pistas para solventar el misterio literario de los Alacifes leoneses y parece dar en la clave de lo realmente ocurrido: “No es del todo cierto lo de que Lovecraft mencionara a León en sus escritos originales, aunque es una confusión muy común. En el relato original 'Historia del Necronomicón' (escrito en 1927 y publicado en 1938) sí que habla de una traducción al latín impresa en España en el siglo XVII, pero no de León. Es Rafael Llopis, en 1969, el que señala la existencia de un ejemplar del 'Necronomicón' del año 1300 que se encuentra en el archivo histórico de Simancas”.

De todas maneras, aclara que “Lovecraft era un hombre culto y muy leído. Y el nombre de León tiene más connotaciones que el de Castilla, por citar a su eterno rival. Además, poner el libro en un reino casi olvidado siempre ha sido más exótico”. “Si hay que buscar el texto, sin duda ha de estar en alguno de los anaqueles de una biblioteca olvidada del Viejo Reino”, considera.

El veredicto final, cuestión de 'Cordura'

Tras un artículo de largo formato (de periodismo long form al estilo de Yorokobuo Jot Down Magazine, que también llaman Slow Jornalism o periodismo lento) como éste, puede quedar claro a quien haya conseguido llegar hasta aquí... que todo es lo que parece y nada es lo que se cree. Introducirse en el mundo de Lovecraft requiere constancia y determinación, aparte de mantener la calma necesaria para no perderse entre tantas capas de realidades y leyendas superpuestas.

También en el conocimiento de lo que es en realidad León: un lugar cuya mejor definición es que “no se puede contar de una sola vez”, puesto que es tal su cantidad de Historia, y de historias adyacentes, que ni un año de filandones e hilanderas todos los días seguidos puede llegar a abarcar todas las crónicas, leyendas y mitos que ha generado esta mágica tierra. Se mire a donde se mire surgen verdades y misterios por igual, sean populares, literarios, intelectuales o bien documentados históricamente. De todos ellos hay tantos que sería hasta imposible abarcar en un solo libro).

Ese León cruce de caminos históricos, con ciudades que albergan edificios arquitectónicos de primerísima categoría, provincia de conocimiento repleta de bibliotecas y museos. No es de extrañar que cábala, alquimia, la relación con el mito del Grial, y dos edificios de Gaudí, coincidan todos juntos en el mismo lugar, puesto que todo apunta a que es un Centro de Poder (y todavía queda por contar la enorme cantidad de símbolos con referencias masónicas de la Corte del Viejo Reino astur). Pero es una ciudad en este aspecto totalmente desconocida por el público en general, como si una mano oculta quisiera que no se conocieran sus abradacabrantes secretos.

Ante la investigación de los diletantes leoneses y la opinión de sabios expertos, es difícil mantener la cordura cuando el autor de este reportaje se da cuenta de que, igual, se lanzó demasiado deprisa a titular que los Mitos de Lovecraft sitúan en León al 'Necronomicón'. Pero todavía cabe la posibilidad de que en una visita a los archivos se pueda encontrar en la hemeroteca la noticia de un extranjero ahogado en el Bernesga en los años cincuenta... y que entonces pierda completamente la Cordura. O que haya conseguido un crítico y consiga desvelar una conexión real con esta alucinante historia del 'Necronomicón' leonés.

Eso nunca se sabe cuando uno se adentra a investigar como diletante el horror cósmico.

Referencias: por su interés, reproducimos en este archivo PDF todas las declaraciones recogidas de los expertos que no han podido ser incluidas por completo para elaborar este reportaje.

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