Apenas hay fallo vacunal: solo el 0,69% de todos los vacunados se ha reinfectado de covid

Peio García / ICAL

Alba Camazón / elDiariocyl

27 de agosto. Más de 1,7 millones de leoneses y de castellanos tienen la pauta completa de la vacuna contra la covid-19. Hasta ese momento, se habían infectado y presentado síntomas 12.290 personas vacunadas, según los últimos datos disponibles. Eso significa que hubo un fallo vacunal del 0,69%, lo que demuestra la eficacia de las vacunas.

“Es un éxito indudable. La eficacia es muy alta, casi mejor no se podía haber esperado”, resume Fernando García, epidemiólogo de la Asociación Madrileña de Salud Pública, que no descarta que en el futuro haya vacunas “más eficaces”. “En muchos casos el sistema inmunitario resuelve la infección de manera asintomática”, apunta el catedrático de Parasitología Rafa Toledo.

Este investigador de la Universidad de Valencia asegura que en el caso del coronavirus, se detecta en muchos casos porque se realizan muchos análisis, igual que se detectarían en muchos casos si se hicieran las pruebas a los vacunados de sarampión y que estuvieran en contacto con un enfermo.

“Hay que ver cuántos de esos contagios derivan en un caso clínico. Son casos anecdóticos”, indica. El 27 de agosto, el porcentaje de vacunados con dos dosis era del 73,3%. Ahora el 81,7% de los castellanos y leoneses tiene las dos dosis de la vacuna.

Estas cifras son similares en otras comunidades. “No es un fenómeno sorprendente si no lo esperable”, señala Fernando García, epidemiólogo de la Asociación Madrileña de Salud Pública. Como reflejaban los estudios previos a la autorización de las vacunas, algunas son más eficaces que otras, pero dentro de los parámetros esperados.

La mayor prueba de la eficacia de las vacunas es que a pesar de la relajación de las restricciones, las hospitalizaciones no han aumentado significativamente, como sí lo hizo en la quinta ola: el aumento de la incidencia entre los jóvenes provocó un aumento de contagios entre grupos ya vacunados antes del verano.

Sin embargo, y a pesar de todo, la letalidad fue mucho menor. Solo en agosto fallecieron más de 200 personas en Castilla y León. El 85% tenía más de ochenta años y estaba vacunada. A pesar de que los contagios en verano fueron similares a la ola post-Navidad, se han registrado muchos menos ingresos y defunciones.

“De no ser por las vacunas, la letalidad en la quinta ola habría sido mucho mayor. La letalidad fue del 10% y no del 20% o más como fue la primera ola”, agrega este epidemiólogo.

Las restricciones, ya no por casos positivos

Rafa Toledo rechaza el uso de los casos positivos -con este elevado porcentaje de vacunación- para mantener las restricciones; y apuesta por otros puntos del semáforo como la presión hospitalaria. Es más baja todavía la cifra de personas vacunadas y hospitalizadas: 1.103 pacientes necesitaron atención hospitalaria: 45 ingresaron en la UCI y 221 personas fallecieron, según los datos facilitados por la Junta de Castilla y León. En términos relativos: 62 de cada 100.000 vacunados necesitó ir al hospital y 12 de cada 100.000 falleció con coronavirus.

Según los datos del 27 de agosto, había 243 hospitalizados en planta y 67 personas en la UCI. Hoy los datos son más bajos: 48 pacientes están en la planta hospitalaria y 26 en la UCI. De ellos, solo dos pacientes permanecen en planta, respectivamente, en los hospitales de León y de Ponferrada, y sólo el primero mantiene también enfermos de covid en la UCI, con tres casos, ya que en Ponferrada hace mucho que no hay ninguno.

Toledo insta a no realizar análisis “simplistas” como decir que el 80 o 90% de los enfermos están vacunados. “Es el grupo más grande, es lógico. Es como decir que en España el 90% de los enfermos eran españoles”, ejemplifica este profesor de Inmunología. “Si hablamos del contagio, es inevitable. La diferencia es cómo se resuelve”, destaca.

Una tercera dosis a toda la población

Fernando García subraya la importancia de “mantener la guardia” de momento, principalmente porque la mitad de la población no está vacunada. “No hay fronteras en este mundo globalizado”, indica. García recuerda cómo la variante Delta (india) se imponía a las demás en pocas semanas.

Por este motivo, rechaza una tercera dosis para toda la población, y incluso alude a la “falta de evidencia científica sólida” que ha habido para poner una tercera dosis de la vacuna. “Los países ricos tendrían que tener más alcance de miras. Si no lo quieren ver como algo altruista, que lo hagan desde un punto de vista egoísta”, apunta.

Toledo tampoco es partidario de inocular una tercera dosis en la población general, aunque no ve mal que se apruebe administrativamente por si fuera “necesaria” en una “situación crítica”. Sí entiende que es favorable en las personas mayores “porque su capacidad de respuesta frente a una infección es menor”. Toledo, investigador de la Universidad de Valencia, recuerda que esta tercera dosis se inocula por la avanzada edad y no por la calidad o seguridad de la misma, que no está en duda.

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