Cerrar servicios sanitarios para centralizarlos en Valladolid

Verónica Casado, consejera de Sanidad, y Francisco Igea. // Dos Santos / ICAL

David Díez Llamas

El modelo sanitario que promueve la Junta y en concreto su vicepresidente el señor Igea es un claro ejemplo de cómo un sistema autonómico que se crea para descentralizar competencias, lo que hace es justo lo contrario.

Ese modelo sanitario básicamente se concreta en quitar servicios al resto de zonas de la comunidad para centralizarlos en “el pueblo de Igea” (en Valladolid). Desaparecen consultorios en muchos pueblos, servicios asistenciales en Béjar, en León... y todo ello para ampliar servicios en Valladolid.

Por toda justificación de ese modelo se dice que Valladolid está en el centro y que en base a ello puede dar servicio sanitario al resto de provincias de la Comunidad. Claro esto mismo se podría decir de Madrid que estando en el centro de España podía dar servicio a todos los españoles. Uno pensaba que se había creado el Estado de las Autonomías precisamente para evitar esa centralización de servicios. Podríamos decir que “para ese viaje no necesitábamos esas alforjas”.

Hay que decir que esa centralidad geográfica de Valladolid se debe a la propia existencia de la autonomía de Castilla y León. En el momento que hubiese una autonomía de la Región Leonesa y otra de la Región Castellana esa centralidad geográfica de Valladolid desaparecería. Por ello siempre han sido los máximos impulsores y promotores de este marco autonómico.

Es asombroso que además se utilice como argumento de defensa de ese modelo, la apelación a la solidaridad. Se quita recursos a los que menos tienen para darlos a los que tienen más y para el colmo dice que es un acto de “solidaridad como Comunidad”. Que este tipo de argumentos además los suscriban algunos cargos de su partido en León (y en otras provincias) es penoso. Igual es lo que entienden como un acto de apoyo de la Junta a los leoneses. Otros pensamos que la única explicación posible es su apego al cargo que exige obediencia y disciplina a sus jefes (aunque ello sea contrario a los intereses de aquellos que le han votado).

Básicamente este modelo supone que con los impuestos que pagan los ciudadanos de otras provincias se les quita servicios para crear nuevas infraestructuras en Valladolid. No sólo eso, los costes derivados del traslado o de la estancia para acompañar a los enfermos los paga el usuario de su bolsillo y ese dinero queda en pucela. El traslado de profesionales supone que se crean nuevos puestos de trabajo en Valladolid para restarlos en otras provincias. Las obras que se hacen para crear nuevas infraestructuras suponen nuevas inversiones que dinamizan la economía de una zona, pero a costa de que otras pierdan esas oportunidades.

Concentrar inversiones en Valladolid

Luego a algunos se les llenará la boca de hablar de la España despoblada y vaciada. El procedimiento que plantea Igea se asemeja mucho al de Oscar Puente. Uno y otro vienen a decir que hay que concentrar las inversiones en Valladolid y que lo que tienen que hacer los que se ven en la necesidad de abandonar sus pueblos es venirse a esa ciudad. Vamos todo un ejemplo de solidaridad social y territorial.

Más allá de lo que puedan ser las creencias de cada uno, creo que hay que levantar la bandera de la dignidad. No entiendo que este modelo pueda ser asumido por aquellos que lo padecen. Menos aún que aquellos que deben ser sus representantes lo avalen.

La credibilidad va unida a la coherencia. No puede ser que mi crítica solo se circunscriba a aquello que hace mi rival político. Habrá que actuar en función de las propuestas y las actuaciones. Por ejemplo podemos ser contrarios a las obras de peatonalización de Ordoño (como es mi caso) y también ser críticos con este modelo sanitario que promueve la Junta de Castilla y León. En demasiadas ocasiones vemos que se busca más derribar a mi rival político que la defensa de los intereses de la ciudadanía. Además eso se suele notar demasiado.

Sinceramente creo que la autonomía de Castilla y León está actuando a modo de apisonadora del bienestar de los leoneses. Los ejemplos son muchísimos y se repiten día tras día. Podré entender que alguien cuestione como nos iría en una autonomía leonesa. Eso es opinable, como todo futurible. Lo que creo que es irrefutable es que en la autonomía de Castilla y León nos va muy mal (ya sea en el plano económico, cultural o de servicios). Por eso pienso que siempre será mejor buscar alguna salida a esta situación que la conformidad de permanecer en el reino de los cementerios. Dotarnos de mayor poder de decisión y control de los recursos debería de favorecer mejorar las condiciones de vida de los leoneses. Ya son muchos años para mostrar que ese modelo autonómico es nefasto y que lo ha sido así con diferentes gobiernos. Llega la hora de cambiarlo.

Etiquetas
stats