Seis meses de coronavirus en León: más de 15.000 casos 'oficiales' y casi 800 muertos

El 13 de abril comenzaron a repartirse las primeras mascarillas para ir en transporte público. Campillo / ICAL

Jesús María López de Uribe

En como mínimo un siglo la provincia León no había sufrido una presión tal en cuestión sanitaria como la vivida desde la declaración del estado de alarma el 14 de marzo pasado, hace ya seis meses, por culpa de la pandemia del coronavirus. Sólo la mal llamada gripe española de 1919 a 1921 pudo considerarse algo similar; y nadie recuerda un confinamiento de tres meses de prácticamente toda la población en la Historia.

180 días en los que la enfermedad ha dejado en cifras oficiales más de quince mil personas contagiadas (de ellas casi seis mil confirmadas por test tanto de PCR como de anticuerpos, la cifra más conocida) y 429 muertos en los hospitales (351 de ellos en el de la capital leonesa y 49 en Ponferrada); a los que hay que sumar los de las residencias (oficialmente 408, 218 confirmados con Covid-19 y 190 con síntomas).

Sin embargo, la cifra oficial total era el 14 de septiembre de más de 770 (casi ochocientas a día de hoy), porque ya se detectó que muy probablemente se solapaban los muertos al haber sido trasladados algunos pacientes de las residencias a los hospitales y morir allí (las cifras, además, indican que el 91% de los fallecimientos eran de personas entre los 70 y los 90 años como se puede leer en la noticia del anterior enlace). Y eso tras hacerse público con enormísima polémica que un protocolo sanitario de la Junta de Castilla y León había ordenado no trasladar enfermos de los geriátricos a los centros hospitalarios durante los días más duros de la pandemia.

Un número muy complejo de explicar, más cuando el exceso de muertes comparado con 2019 se calculaba por el sistema MoMo a primeros de junio en 737 (un 56% más, aunque en la autonomía fue más del doble, un 113%), y por ello a finales de agosto ILEON.com publicó este otro análisis para entender cómo nos habíamos muerto en León en este año 2020.

Es decir. El coronavirus, al menos oficialmente, mató, de media, unas once personas al día en los tres primeros meses, hasta mediados de junio en que las cifras fueron más bajas. Según los datos de la junta en León desde entonces no habido más que unos pocos fallecimientos en la provincia: no se producen muertes desde el 16 de junio en las residencias y desde el 14 de agosto sólo se contabilizan cinco más. De los muertos en otras circunstancias, por ejemplo en sus domicilios, no se informa específicamente, por lo que saber la cifra exacta es extremadamente complicado y sólo queda una estimación cercana. El caso es que hay treinta muertos más en el conteo general en el último mes por esta causa.

El conteo de casos: la mayoría hasta abril

Los primeros casos se dieron en León a finales de febrero. En los primeros datos abiertos de la Junta sobre las personas que Atención Primaria reconoce que han tenido la enfermedad en la provincia, el 29 de ese mes se daban 3 contagios. Eran los tiempos en los que los leoneses miraban con extrañeza la situación y cuando de verdad se declaró la pandemia, oficialmente. Del 8 al 9 de marzo los datos indican que se pasaron de 9 a 15 pacientes. En una semana serían cinco veces más y en dos semanas se multiplicarían casi por 24. Había comenzado el 'ascenso de la curva'.

El día de la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, habían escalado a 77 y el 16 de marzo, lunes, ya eran 357. La segunda quincena de marzo fue cuando más casos se detectaron, con más de 300 al día de media. El que más, el 23 de marzo, con 560, seguido de los dos días siguientes, con 460 y 427. El 30 de marzo también se superaron los cuatrocientos contagios. A partir de ahí los incrementos diarios en la provincia de León fueron en descenso de infectados. En contraposición, los días con menos aumentos de enfermos reconocidos oficialmente fueron el 28 de junio con uno, y el 4 y el 12 de julio con 2 cada uno.

Así, al primer mes –el 14 de abril–, el número de enfermos se había incrementado hasta los 7.610, el 50% de los que contabiliza la página de datos abiertos de la Junta de Castilla y León en toda la provincia de León. El 14 de mayo subió hasta los 10.314 contagiados, notándose una clara reducción en las detecciones, mientras el 14 de junio se había llegado casi a doce mil (11.940). La curva se había doblegado como demuestra que el 14 de julio sólo hubiera unos seiscientos detectados más (12.497).

Agosto se mantuvo más o menos igual en incremento, seis centenares, hasta los 13.157. Pero las cifras han venido escalando desde entonces y aumentaron en unos dos mil quinientos para este 14 de septiembre (15.737) según los datos de la propia junta, seis meses exactos después de la declaración del estado de alarma. Es decir, es una cifra similar a la del mes entre el 14 de abril y el 14 de mayo; lo que ya se llama segunda ola.

A día de hoy ya se han superado los dieciseis mil pacientes diagnosticados por Atención Primaria en la provincia leonesa.

La situación hospitalaria

Los hospitales colapsaron técnicamente, pero no en la práctica. La crisis del coronavirus obligó a multiplicar casi por tres las camas consideradas unidades de cuidados intensivos en los dos hospitales de la provincia, pasando de 22 (13 en León y 8 en Ponferrada) a 77 en máximos (59 y 18).

Podría decirse que tanto el Centro Universitatio Asistencial de León (Caule) como el Hospital El Bierzo aguantaron, pero a un gran coste: en el peor momento sus trabajadores infectados eran el 15% de todas las personas con SARS-CoV2 de la provincia. Debido a la falta de los famosos Equipos de Protección Individual o EPIs: las mascarillas, batas, guantes y demás que literalmente no había para nadie durante los primeros tres meses y que incluso se tuvieron que donar por parte de la ciudadanía. Pese a que la falta de previsión de las autoridades sanitarias provocó una serie de demandas contra la consejera de Salud y la Junta que han quedado sin efecto según los jueces. Los empleados de los hospitales tuvieron que luchar una guerra sin fusiles ni balas; y nadie parece que vaya a hacerse responsable de ello.

Esta base de datos abiertos de la Junta comienza el 9 de abril, pero ya a finales de marzo se informaba de que el 75% de las 76 UCI disponibles en la provincia (58 en León y 18 en el Bierzo) UCI estaban ocupadas y que de éstas el 95% (55 de 57) lo eran por enfermos de coronavirus. La ocupación de UCI estuvo por encima del 70% hasta finales de abril, momento en que fue bajando la presión.

Cuando se domeñó la curva, el 13 de mayo se disminuyó de 59 a 43 UCIs en el hospital leonés bajando a 13 ocupadas el 30 de agosto (de casos no Covid la inmensa mayoría). Sin embargo, en septiembre la ocupación de estas unidades intensivas volvión a superar la veintena, habiendo 3 pacientes Covid en ellas según los últimos datos oficiales. En el Hospital El Bierzo, la ocupación nunca pasó de 13 pacientes Covid y en la actualidad hay uno solo. Pese a la la posibilidad de que la segunda ola pueda desbocarse, se produjo en agosto una fuerte polémica al descubrirse que la Junta pretendía aumentar en 53 camas las UCI de los centros hospitalarios autonómicos, casi todas para Castilla.

La vuelta al colegio

Los datos en verano fueron buenos, llegando en julio a haber varios días con notificación de cero casos, pero a finales de agosto la tendencia cambió y comenzaron a darse más casos. Es lo que muchos consideran la segunda ola, matizada por la circunstancia de que ahora mismo se realizan más test y se intentan rastrear los brotes. Lo que no implica menos preocupación por parte de las autoridades e imponiendo horarios restrictivos de los establecimientos hosteleros de ocio nocturno (con la consiguiente protesta del sector por que entienden que se les deja indefensos) y que se hayan producido, y se planteen, confinamientos selectivos en varias localidades de la Comunidad; aunque por ahora ninguna en la provincia de León.

En León se han producido también un aumento de brotes desde finales de septiembre y la llegada a los colegios ha sido muy polémica, produciéndose noticias de hasta unas diez clases confinadas en diversos centros. En los últimos días la preocupación ha aumentado hasta el punto de que algunos ayuntamientos han emitido bandos para recomendar a sus habitantes el confinamiento (que no es oficial).

¿Pero las cifras son tan preocupantes como en el principio de la pandemia? La respuesta es compleja, porque una sola muerte que se pueda evitar es la responsabilidad de los políticos y los ciudadanos. En realidad los casos que se descubren ahora tienen un porcentaje mayor de asintomáticos (que sí contagian y son el principal vector de transmisión del SARS-CoV-2). Pero que se descubran cada vez más es indicativo de que se puede volver a descontrolar. En el tuit superior el experto Saúl Ares, muestra unas gráficas en la que se va viendo cómo la curva comienza a ascender. Es interesante pinchar sobre él para ver todo el hilo y poder comprobar de primera mano en qué posición se encuentra la provincia de León respecto a las demás, aunque en este mapa también se puede ver que pasó de estar entre las seis menos afectadas a primero de mes a la número 27 de 52 este viernes.

Pero sí hay que tener en cuenta de que la incidencia de pacientes graves parece menor porque en los primeros momentos de la pandemia se realizaban las pruebas diagnósticas sólo a personas que mostraban fuertes síntomas. Por poner un ejemplo, de las casi mil pruebas PCR realizadas en la provincia leonesa hasta el 28 de marzo dieron positivas el 44,39% según la tabla de datos abiertos de la Junta; mientras, de las 77.625 que se habían efectuado hasta el 14 de septiembre, sólo lo fueron el 5,55%. Un dato que se ajusta más a lo que estimaba el Estudio de Seroprevalencia nacional dirigido por la leonesa Marina Pollán, que estimaba que la incidencia sería del 6,2%.

Esos porcentajes apuntan, teniendo León una población de 453.000 habitantes, que la cifra lógica de contagiados ha sido de entre veinticinco mil y casi treinta y dos mil personas en la provincia. Es decir, que más o menos la mitad no fueron detectadas en la primera ola por la falta de medios. En la última semana los datos apuntan a que han sido más de setecientos los detectados por prueba diagnóstica. Cabe ver si los rastreadores serán suficientes en la actualidad para afinar mejor los datos oficiales, y sobre todo controlar que no vuelva a ocurrir un confinamiento generalizado como el que hace seis meses cambió la vida de la humanidad para siempre.

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