Menos campamentos este verano en León, con menos niños y “diferentes”

Concha Ortega / ICAL . Imagen de archivo de un campamento de verano en Castilla y León

Elisabet Alba

El final del curso escolar marca cada verano el inicio de los campamentos. Los alumnos se despidieron el viernes 13 de marzo sin saber que ya no volverían a las aulas hasta septiembre, pero la 'nueva normalidad' facilitará que los reencuentros se puedan adelantar a los meses de julio y agosto.

Los menores tendrán que estar divididos en grupos reducidos y controlados, sin contacto entre unos grupos y otros, y seguir un protocolo de medidas de higiene y desinfección riguroso para evitar contagios por coronavirus Covid-19.

Castilla y León es “el paraíso de los campamentos”, asegura una de las caras más visibles del Colectivo Nacional de Campamentos de Verano José Manuel Fernández. El año pasado se organizaron en la Comunidad más de 1.000 campamentos, solo de pernocta, con algo más de 90.000 niños. En la provincia de León se celebran anualmente en torno a 200. Pero el número se podría ver reducido de manera importante este 2020 por las crisis sanitaria y económica.

El principal sostén del sistema de campamentos son las administraciones públicas. Diputación y el primer Ayuntamiento de la provincia, León, ya han comunicado la cancelación de las actividades en las que estaba prevista la pernocta de los menores. No así los campamentos diurnos, que se mantienen, incluso se amplían en algunos casos.

El colectivo, creado ex profeso en el mes de mayo para reivindicar la necesidad de las empresas de seguir trabajando y de las familias de conciliar la vida laboral con un mayor número de horas de ocio de niños y adolescentes, pide encontrar un equilibrio entre la celebración de campamentos y la seguridad tanto para asistentes como trabajadores. De esta manera, tratarían de salvar el año “dramático” que están viviendo, en el que las pérdidas superan ya, según sus cuentas, el 70% de la facturación anual.

El 40% de las empresas privadas que se encargan de la organización y desarrollo de campamentos de verano han decidido que este año no lo harán. El desempleo que esto puede ocasionar se verá parcialmente compensado por el aumento de contratación que requerirán los campamentos que sí se lleven a cabo. Por tanto, habrá menos campamentos, con menos niños y “diferentes”. Pero se podrán celebrar, aunque con un coste más elevado para los organizadores: “Las familias no están como para que se suban los precios”.

Los castigados... Los pueblos de la España vaciada en los que normalmente se ubican estas actividades. “No sólo perderán los ingresos en su sector servicios, por el gasto que puedan efectuar los menores en los días que dure el campameno, sino que dejarán de ganar la actividad y el dinero que supone su organización”.

No obstante, el colectivo agradece el “esfuerzo” de la Junta de Castilla y León por buscar una fórmula para que se puedan celebrar a sabiendas de que no es fácil. Los números y la evaluación la dejan para la vuelta al 'cole'. Entonces pondrán negro sobre blanco los daños que ha sufrido el sector y se plantearán la reclamación de ayudas, de las que no se ha hablado hasta ahora pero que seguramente necesitarán, como otros sectores.

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