Lenta, muy lenta, la vuelta a la rutina en Laciana

Casa de la cultura de Villablino

Luis Álvarez Pérez

Recuperar la actividad normal se está convirtiendo en tarea ardua y difícil de reconquistar para los ciudadanos y aún mucho más complicado para las administraciones públicas. Atenazadas entre las dudas por sus posibles responsabilidades y la mala, sesgada y, en ocasiones, manipulada información que se ha distribuido en estos tres meses de confinamiento sobre la pandemia.

Las personas recuperan sus hábitos cotidianos para salir a la calle, sin saber a ciencia cierta si las recomendaciones de las mascarillas, las distancias, los desinfectantes, los guantes o la higiene manual es obligatoria, simplemente aconsejable o dudosamente fiable. Les han contado tantas cosas y de forma tan diversa y tan poco clara, que no saben muy bien cuál es el mensaje que deben seguir.

Los expertos en comunicación, que todo lo controlan, manejan, pautan y regulan milimétricamente hasta el último detalle. Se han olvidado de lo elemental, preocupados por el envoltorio de lo secundario, los mensajes deben ser cortos, claros y concisos. Hoy no puede ser blanco lo que ayer era negro, como mucho gris, por la decoloración que provoca el paso del tiempo, el del reloj y el climático.

Así las cosas, con el sol y el verano retándonos a que tomemos las calles al asalto cual amotinamiento, después de haber estado enclaustrados. Los máximos responsables del Gobierno, que disponen de los medios, el acceso a la información y los resortes de poder para regular, decidir y controlar cómo debe ser ese regreso a la rutina cotidiana anterior a este paréntesis sanitario, ejercen de Pilatos y descargan las responsabilidades en Autonomías y Ayuntamientos, mientras ellos se lavan las manos simbólicamente, o se las sacuden nada más que tengo dudas que cumplan lo que recomiendan a los demás...

Francamente, yo si fuese alcalde, presentaría la dimisión irrevocable de inmediato. No me extraña, que el que rige los destinos de mi pueblo, Mario Rivas, vaya dando pasitos cortos, muy cortos, para ir incentivando a la gente, sin prisas, a que recuperen sus formas de vida. Primero ofreciendo un servicio de cita previa para tramitaciones administrativas, más tarde abriendo los polideportivos, con unas restricciones grandes, en cuanto a congregación de personas o actividades. Luego las terrazas de los establecimientos de hostelería. Ahora las bibliotecas, para préstamos, entrega y recepción de libros.

Poniendo en marcha convocatorias para solicitudes de inscripción, en la guardería municipal o la Escuela de Música. A partir del lunes abrir la convocatoria de solicitudes para el programa de la Junta de Castilla y Leon de 'Conciliamos verano 2020', dedicado a actividades para niños en los meses de julio y agosto, que sirvan de desahogo momentáneo para familias con obligaciones laborales ineludibles.

La suspensión de la Xamascada ha sido otra decisión, seguramente nada fácil ni agradable, pero motivada sin duda por esa responsabilidad desmedida, que a ellos, a los alcaldes, les han impuesto de forma gratuita. Tiene encima de la mesa para decidir sobre las fiestas de verano, serán o no serán. Antes de ayer habló de hacerlas de forma diferente, distintas. A falta de otros recursos mejores, la imaginación siempre es buena consejera.

Ya no solo toca asumir a los ayuntamientos servicios de los denominado simpropios, es decir, de los que deberían prestar otras administraciones superiores. Sino que, además, “te regalo graciosamente otras responsabilidades”, que les cayó ahora encima. Como decía mi madre:“¿No quieres caldo?, pues toma, dos tazas”.

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