Las grajillas deciden cuándo volar en bandada a través de sus cantos

Una grajilla. // Markus Rantala / Wikipedia

Edgar Hans Cano / Agencia SINC

Las grajillas son aves de plumaje negro que se organizan en grupos muy ruidosos, tanto para reproducirse como para buscar alimento. Estos animales habitan en muchos lugares de la península ibérica, desde cortados rocosos hasta viejos edificios, además de en terrenos inclinados cercanos a los ríos y árboles huecos.

Un estudio publicado en Current Biology ha determinado que estas agrupaciones utilizan un proceso ‘democrático’ para coordinarse entre sí y surcar los cielos al mismo tiempo. Los nuevos hallazgos sobre su conducta social se han conseguido gracias a la observación de sus actividades diarias en Reino Unido.

Concretamente, los investigadores se han percatado de que estos animales graznan hasta que el ruido es lo suficientemente fuerte como para indicar cierto nivel de consenso. Una vez se llega a este acuerdo acústico, emprenden el vuelo todos juntos.

“Al igual que los humanos, los grandes grupos de animales pueden usar procesos de toma de decisiones para superar sus diferencias individuales y alcanzar una especie de consenso democrático”, dice Alex Thornton, de la Universidad de Exeter.

Agrupaciones con múltiples beneficios

Si bien existen estudios previos que ya investigaban la toma de decisiones por consenso en grupos de animales, estos se centraban en grupos pequeños o compuestos por miembros de la familia.

La investigación actual se focaliza en los grupos de las grajillas, que son de gran tamaño y muy heterogéneos. Estas comunidades están formadas por cientos de aves de diferentes edades, sexos, familias y colonias, todos repartidos por las copas de los árboles. Dada esta diversidad, es natural que los miembros de la bandada difieran en primera instancia sobre cuándo emprender el vuelo.

No obstante, mantenerse unidos tiene ventajas, explica a SINC Thornton: “Es probable que se reduzca su riesgo de depredación, pero también que haya un mayor intercambio de información. Si las aves se desplazan en grupos, hay margen para que los individuos encuentren mejor alimento”.

Material audiovisual para evaluar a las aves

Para llevar a cabo su estudio, Thornton y su equipo han grabado audios y vídeos de seis dormideros de grajillas en el condado anglosajón de Cornualles, para cuantificar la potencia de sus llamadas antes y después de que despegaran.

Una bandada de grajillas emprende el vuelo al atardecer. // Alex Thornton

La evidencia muestra que el despegue está estrechamente relacionado con la intensidad de los cantos, ya que estos aumentaron durante la hora anterior a la salida del grupo más grande. La mayoría de las veces, las aves partieron en salidas masivas muy ruidosas, con unos cuatro segundos de diferencia entre individuos.

Dichas salidas se retrasaban a veces por la lluvia o por una densa capa de nubes, ante lo cual los investigadores concluyeron que los cambios en la magnitud de las llamadas podrían servir como una fuente de información y sincronización para dicha especie.

Para verificar su hipótesis, los investigadores reprodujeron los graznidos con altavoces para ver si podían engañarles y hacer que despegaran antes de lo previsto. Su experimentó confirmó lo que sospechaban y lograron acelerar el inicio del vuelo unos seis minutos y medio en promedio.

“A través de sus graznidos, las grajillas parecen señalar su voluntad de irse, proporcionando un medio para lograr un consenso para realizar salidas colectivas y cohesivas de la bandada”, escriben los investigadores.

En las pocas ocasiones en que el grito colectivo no fue lo suficientemente potente, las aves despegaron en pequeños grupos en lugar de todos a la vez.

Este comportamiento podría no ser exclusivo de las grajillas según Thornton: “Otras especies de aves como los grajos, los alirrojos y los estorninos parecen ser bastante ruidosas por la mañana. Existe evidencia de que los grupos de gansos y cisnes tienden a llamarse antes de moverse juntos”.

De cara al futuro, los investigadores esperan aprender más sobre cómo las actividades humanas pueden afectar estas dinámicas.

“A medida que crecen los impactos humanos en la vida salvaje, es probable que las perturbaciones humanas, como la contaminación lumínica o acústica, pueden afectar la capacidad de los grupos de animales para comunicarse y llegar a decisiones consensuadas”, concluye Thornton.

___Referencia: Dibnah et al. 'Vocally mediated consensus decisions govern mass departures from jackdaw roosts'. Revista Current Biology (2022).

et alCurrent Biology

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