La Impresión 3D ya puede imprimir prototipos de corazones funcionales

Impresión en 3D del primer corazón funcional con tejido humano de la historia, aunque sea a escala.

Jesús María López de Uribe

Es sabido por todos desde hace años que la ciencia y la tecnología avanza una barbaridad y que desde hace más de medio siglo al paso de lo que predice la Ciencia Ficción. Pues este es uno de los casos en el que lo que se ha visto en pocos documentales y se ha intuido en películas como 'Blade Runner' comienza a hacerse realidad: la impresión de órganos biológicos artificiales que sustituyan a los de nacimiento de los seres humanos.

Hace unos meses científicos israelíes de la Universidad de Tel Aviv (TAU) publicaron en la revista Advanced Science que habían logrado desarrollar un corazón impreso en 3D con tejido humano extraído de un paciente. Algo que hace casi cinco años ya vaticinaba un artículo que resultó premiado por la Asociación de Empresas de Biotecnología (Asebío), que, qué casualidad, estaba ilustrado con una infografía de un corazón humano realizado con esta técnica. Se titulaba: 'El futuro de la ciencia para la vida llegará de la mano de la bioimpresión en tres dimensiones'.

El 'corazón' de los científicos de Tel Aviv —que está impreso a escala y tiene unos tres centímetros de diámetro— es perfectamente compatible con las propiedades inmunológicas, celulares y anatómicas de un paciente humano. Un gran logro porque sólo se había logrado imprimir tejidos simples sin vasos sanguíneos, con la excepción de un riñón por parte la Wake Forest University que estuvo 'vivo' unos cuarenta días.

“Esta es la primera vez que alguien ha diseñado e inyectado con éxito células, vasos sanguíneos, ventrículos y cámaras”, explicó el profesor Tal Dvir de la Escuela de Biología Celular Molecular y Biotecnología de la TAU. Lo cual es un logro importante porque es el inicio de una carrera para conseguir un corazón funcional artificial que pueda ser irrigado perfectamente y que, por tanto, pueda ser transplantado a los pacientes. Aún quedan muchas pruebas para conseguirlo, pero ya se ha iniciado el camino y hay que recordar que con el primer cohete era impensable llegar a la luna... y años más tarde se consiguió.

Dvir explicó que el prototipo de órgano que han conseguido llegar a hacer latir “está comupesto por células humanas y materiales biológicos específicos del paciente. Biotintas, sustancias hechas de azúcares y proteínas que se pueden utilizar para la impresión 3D de modelos de tejidos complejos”. “En el pasado se había logrado imprimir en 3D la estructura de un corazón pero sin células y con vasos sanguíneos. Así que nuestros resultados demuestran el potencial de nuestro enfoque para la personalización de ingeniería de reemplazo de tejidos y órganos en el futuro”, vaticinó.

Como es un prototipo, este corazón impreso en 3D tiene el tamaño de uno de un conejo. Pero como la tecnología de la impresión 3D es la misma, sólo hay que ir mejorando la técnica de impresión haciéndolo cada vez más grande. No hay problema en la cuestión del archivo para imprimirlo, puesto que la tecnología de escaneado hace ya tiempo que supera todas las expectativas.

Nuevas especialidades médicas en el futuro

La lucha a partir de la impresión de un órgano cardíaco de tamaño real estará en la 'resolución' de las venas y arterias minúsculas para irrigarlo por completo y, sobre todo, en la biocompatibilidad de los materiales usados para la estructura proteínica que acoja las células del paciente. “Esto será crucial para eliminar el riesgo de rechazo de implantes”, apunta el doctor Dvir, que es una de las mayores causas de fracaso de estas intervenciones. “Idealmente, el biomaterial debe poseer las mismas propiedades bioquímicas, mecánicas y topográficas de los tejidos propios del paciente”, finalizó.

Es decir, que es cuestión de ir trabajando poco a poco y paso a paso para que en un futuro la medicina cuente con una herramienta más que permita tratar a los pacientes con casi sus propios órganos. Es posible que haya especialidades médicas que consistan en 'operar' imágenes de datos de corazones imperfectos escaneados para hacerlos viables y luego imprimirlos e intercambiarlos con el dañado del mismo paciente.

Y, claro, si se puede con un corazón. ¿Cómo no ha de poderse casi con cualquier otro órgano vital del cuerpo humano? Salvo el cerebro, claro. Aunque no se sabe cuánto tiempo se tardará en imprimir la genialidad del ser humano, puede que sea tan sólo eso: cuestión de tiempo.

Nota: cualquier persona que quiera conocer los rudimentos de la impresión 3D (obviamente no en bioimpresión sino en plástico), puede informarse en Fab Lab León

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