Las jotas feministas que unen la mejor tradición leonesa y la lucha contra el patriarcado

Ana Flecha y María Gallardo son Ajuar. / Foto Estíbaliz Sádaba

Carlos J. Domínguez

“Se acerca el 8 de marzo

ya lo estoy imaginando:

Nosotras parando el mundo

y el gobierno relichando.

Lo que pedimos es justo

que no es ningún disparate.

Esta guerra la ganamos

por las que vinieron antes.

Preparando la comida, ¡naide!

Trabajando en la oficina, ¡naide!

Hoy salimos a la calle y naide, naide.

Naide nos lo impide naide, naide, naide.

Naide nos rechista naide, naide, naide.“

La letra de esta 'Jota de la Huelga' no es una excepción. Por supuesto, se refiere al 8M, al 8 de marzo, a la fecha en la que se conmemora, con una marea creciente cada año, el Día Internacional de la Mujer.

Pero el grupo Ajuar, el que forman la leonesa Ana Flecha y la extremeña Corazón Gallardo, es otra cosa. Su original dúo, armadas con mortero y pandereta es pura y auténtica etnografía regional. Eso sí, pasada por el tamiz del feminismo y la conciencia antipatriarcal, contra el rancio machismo que destila a menudo nuestro cancionero tradicional.

De sus bocas y rudimentarios instrumentos emana rica música secular pero limpia de machismo para coger el testigo del orgullo de las fuertes mujeres que siempre custodiaron este acervo y que ahora se merecen ser tratadas con el respeto que la historia, la cultura dominante y la prevalencia del hombre les robaron.

Esta nueva receta de la música de siempre puede parecer fruto de un análisis feminista profundo pero, como ocurre a veces con los grandes cambios, tuvo un origen comprometido, sí, pero más bien casual. “El proyecto surgió un poco sin querer, nos reunimos a cantar y a compartir las canciones tradicionales que cantábamos de pequeñas y vimos que había partes que nos resultaban violentas y que no nos apetecía cantar, así que las cambiamos”, rememora Ana, de 34 años.

Ocurrió en 2017. Así nacieron sus “jotas feministas”, que hasta que estalló la pandemia fueron teniendo un éxito creciente por muchos rincones de España. Incluso recientemente han sido objeto de atención del proyecto radiofónico de Carne Cruda.

“Esto se ha hecho toda la vida”

Sin embargo, ellas quitan hierro a la repercusión: “Esto se ha hecho toda la vida, no nos inventamos nada”. Y con esa simpleza arrancó toda una pequeña gran revolución. Recuerda Ana que simplemente “el primer día que nos juntamos grabamos tres canciones, las subimos a bandcamp (aquí las puedes escuchar todas) y parece que gustaron”. Un éxito en sus recitales, aunque también son activas organizadoras de filandones, que “siempre son una alegría porque la gente participa mucho y se cuentan y se cantan cosas increíbles”.

La inquietud de Ana Flecha no se ciñe sólo a Ajuar, como se puede comprobar en su página web. También es traductora de libros y todo tipo de escritos de varios idiomas, como noruego, inglés y francés. E ilustradora. Y activa escritora de textos propios, que van creciendo en las estanterías desde que naciera 'Dos novelitas nórdicas', editada por el sello leonés Mr. Griffin, que también ampara su inminente reedición de 'Piso compartido'. Hasta una incursión en la literatura infantil ha firmado con la original 'La niña búho y el fantástico viaje en balde' (Menoslobos & Eolas).

Su compañera musical, Corazón, navega a su vez en otros proyectos musicales, tanto en solitario como con el thereminista Javier Díez Ena.

Feminismo: “Un mundo mejor para todas”

Pero para ambas siempre resuena la que es la banda sonora de su vida, la que forman las “jotas antipatriarcales”. Porque el feminismo para Ana lo impregna todo, “es un lugar de encuentro, de diálogo, de lucha; un espacio para pensar la vida y desde el que proyectar un mundo mejor para todas, que al final será un mundo mejor para todos”.

El ejemplo de una grande: Concha Casado

Dispone sin salir de León un claro referente: Concha Casado, etnógrafa y filóloga leonesa “a quien debemos en gran parte la conservación y el estudio de nuestro patrimonio”. “Concha era una mujer moderna, inteligente y cultísima, que supo encontrar la manera de, entre otras muchísimas cosas, estudiar el habla de La Cabrera bordando las palabras que le decían otras mujeres en un delantal”. Y es que “eso no se le ocurre a ningún señor... con todos mis respetos hacia los señores”.

Contra lo que acaso opinen algunos pocos, su revisión del cancionero leonés es natural, es respetuosa. Porque Ana tiene claro que “los cambios que hacemos no son para censurar esas canciones ni para borrar el pasado, sino para hacerlas nuestras, traerlas a nuestra realidad y seguirlas cantando”, que es lo que al final cuenta.

La idea es que siga siendo la fuerza femenina la que mantenga una tradición de la que siempre fueron guardianas. Como lo fueron de los pueblos mismos. “Las mujeres de todos los siglos son y han sido imprescindibles para la supervivencia de los pueblos”, ejemplifica Ana Flecha.

Un grito por y desde los pueblos

“No sé si la concepción era tan distinta, aunque el contexto sí que lo era, porque, afortunadamente para algunas cosas, y por desgracia para otras, las cosas cambian”. Pero recomienda comprobar que mujer, pueblo y tierra son sinónimos indivisibles, como firman Lucía López Marco y María Sánchez en este manifiesto titulado 'Por un feminismo de hermanas de tierra' (pinchando aquí).

Ella, personalmente, durante su formación pudo comprobar el auge de un pequeño pueblín de apenas 200 habitantes en Noruega, llamado Flekke, gracias entre otras cosas al conocimiento y la enseñanza. Y de allí se trajo la convicción de que para que el mundo rural tenga vida y sea atractivo, además de contar con la mujer, requiere una fórmula tan sencilla como difícil de ver por León: “Invertir dinero. Hay que proteger la producción agrícola y ganadera. Hay que mejorar las infraestructuras y las comunicaciones. Hay que apoyar a los pequeños productores”.

Y siendo así, ve claro que “la cultura se puede hacer y se hace desde los lugares más diversos, y la provincia de León no es una excepción”. Porque “aunque la cultura pueda surgir hasta debajo de una piedra, para que se conserve, para que se respete, para que se valore y para que sea posible vivir y seguir creando hacen falta dinero, cuidados y respeto”.

El mismo respeto que las voces de las mujeres de todo el mundo reivindican este y todos los 8M. Porque hay todavía mucho camino que andar y mucha lucha que protagonizar. Y a la que poner música... de jotas. Como la de esta 'Jota antipatriarcal' que reza de esta reivindicativa manera:

“Tiene el machismo imperante

tiene el machismo imperante

algo que no quieres ver:

Privilegios patriarcales

el dinero y el poder“.

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