La Transición Justa todavía no saca del pozo a las cuencas mineras dos años después del fin del carbón

Vagoneta minera el último día de actividad en el Pozo Salgueiro de Santa Cruz de Montes (Torre del Bierzo). / César Sánchez / ICAL

César Fernández

Torre del Bierzo lleva dos años de luto. Dejó viuda a una comarca minera. El funeral, oficiado el 16 de noviembre de 2018 en el Pozo Salgueiro de la localidad de Santa Cruz de Montes, fue la crónica de una muerte anunciada. La Transición Ecológica era la esperanza de la resurrección.

El Pozo Salgueiro, explotación conocida entre los mineros como la Isla Perejil por mantenerse en pie frente a la cascada de cierres en el entorno y reconocida por la calidad de su antracita, fue la última mina de carbón en activo en la comarca del Bierzo. La Escondida, en Caboalles de Arriba (Villablino, Laciana), apenas aguantó unas semanas más hasta certificar la defunción del sector en la provincia de León ante el fin de las ayudas a la producción. La Transición Justa, el mecanismo que venía a salir al rescate de las cuencas, avanza al ralentí. Todavía este viernes, más de dos años después del cierre de Salgueiro, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la Junta de Castilla y León firmaron el marco genérico de un nuevo programa de reestructuración de las comarcas mineras.

Páramo del Sil y La Robla llevan una doble cruz a cuestas. Lloran por lo minero y por lo energético, dos de los principales apellidos hasta la fecha de la ahora doliente economía leonesa. También han visto morir sus centrales térmicas: la de Anllares del Sil, ya en pleno desmantelamiento; y la de La Robla, con los trámites más retrasados. Han puesto, por lo tanto, dos velas por su pasado rogando por su futuro. Pero, hasta la fecha, nadie atiende sus súplicas.

Con el encaje de los fondos del Plan del Carbón 2013-2018 todavía pendiente

El cierre de las minas de carbón (el cielo abierto de la Gran Corta de Fabero cesó su actividad apenas unas horas antes que el Pozo Salgueiro) y el fin de las centrales térmicas (también la de Compostilla II, en Cubillos del Sil, dejó de estar operativa el 30 de junio de este 2020) abría un horizonte de oportunidades alternativas que no acaban de concretarse. Y es que lo que esta semana se está dilucidando es todavía la inclusión en los Presupuestos de Castilla y León de fondos del Plan del Carbón 2013-2018, entre ellos nuevas fases para los polígonos industriales de Bembibre o La Robla.

Yo, a la Transición Justa, le daría un solo enfoque: el empleo, dice el alcalde de Páramo del Sil, mientras el de Torre del Bierzo no renuncia a fondos para infraestructuras. El de La Robla cree que no hay una solución única como receta para la reactivación

“Por mi municipio no sé por dónde pasaron los fondos”, dice el alcalde de Torre del Bierzo, Gabriel Folgado (Coalición por El Bierzo), al señalar que no dispone ni de un recinto para celebrar reuniones sin dejar de defender criticadas inversiones realizadas años atrás en las cuencas para construir pabellones o piscinas. “Y eso se criticó mucho, pero hablamos de dos momentos muy diferentes. Aquí había decenas de chavales que no pudieron disfrutar de esos servicios. Luego falló el trabajo. Y hoy no se utilizarían porque la realidad social ha cambiado”, admite para abogar por que los programas de reestructuración cuenten con varias líneas para no renunciar a fondos dotacionales para abrir, por ejemplo, una casa del pueblo para Santa Cruz de Montes, el mismo pueblo en el que se cerró la última mina del Bierzo.

“Yo, a la Transición Justa, le daría un solo enfoque: el empleo. No quiero fondos dotacionales ni de otro tipo. El empleo es lo único que asienta población. Lo que pasa es que estoy harto de mentiras, de todos los gobiernos que han pasado, pero de este más que de ninguno”, señala el alcalde de Páramo del Sil, Ángel Calvo (PP), para reconocer que los jóvenes “ya no pueden esperar más”. “Y algunos están desbrozando en Galicia y otros se han ido para Navarra”, añade con la esperanza que las empresas que ya han mostrado interés en instalarse en su municipio puedan hacerlo a partir del segundo semestre de 2021 en el solar resultante del desmantelamiento de la térmica de Anllares, un suelo con catalogación de gran industria, a salvo ya de trámites administrativos.

La central de La Robla fue, por su parte, la última en obtener la autorización de cierre. La licencia para el desmantelamiento se despachó hace apenas unos días, según explica su alcalde, Santiago Dorado (PSOE), quien cree que el suelo liberado “será muy atractivo por ser, además, muy accesible por carretera”. Dorado cree que “no hay una solución única” para afrontar una reconversión que, a diferencia de las pasadas, se plantea ya sin minas y sin térmicas en funcionamiento. Y aboga por cambiar el chip: pasar de la “energía sucia” que generaba la central a la “generación verde” de otras fuentes alternativas aprovechando precisamente las líneas de evacuación de la térmica o el gaseoducto.

A dos velocidades para los trabajadores de las minas y de las térmicas

La nueva reconversión avanza en términos sociales a dos ritmos, reconoce el secretario estatal de Industrias Extractivas de Comisiones Obreras, Jesús Crespo. La bolsa de trabajo de excedentes de la minería (quienes no pudieron acogerse al retiro) está formada por 323 trabajadores, hasta 135 de ellos correspondientes a Castilla y León. Sus prestaciones por desempleo estarían en el mejor de los casos a punto de agotarse. La restauración de minas, el nicho proyectado para buscarles ubicaciones hasta que fraguaran los contratos de la Transición Justa, permanece enmarañada en trámites con administradores de empresas que acabaron en su mayoría en procesos concursales en un horizonte todavía negro que no se despejaría hasta primavera. Pero es que ni siquiera se les ha ofrecido la formación en este ámbito prometida por el Ministerio de Trabajo, por lo que Crespo urge “algún apoyo económico” que les permita seguir viviendo en las cuencas.

La bolsa de excedentes de minería acoge a 323 trabajadores. La restauración de minas, ideada como nicho hasta fraguar alternativas, está varada en los procesos concursales de las empresas. Pero es que todavía no han recibido la formación para acometer esa labor. Y sus prestaciones estarían a punto de agotarse en el mejor de los casos

Otra realidad se da en el caso de la reconversión vinculada al cierre de las térmicas. A diferencia del declive de las compañías mineras, las eléctricas “son empresas potentes”, contrasta el dirigente sindical para dar por “garantizado” y “sin bajas traumáticas” el empleo vinculado a las matrices. “Pero los trabajadores de las subcontratas sí se están afectados”, reconoce Crespo. La bolsa de empleo la forman en este caso 294 trabajadores, que deberían gozar (en este caso ya con herramientas de formación previstas) de prioridad de acceso al empleo ligado al desmantelamiento de las centrales, un proceso mucho más avanzado que la restauración de las minas hasta el punto de estar ya en ejecución en Cubillos y Anllares. Crespo añade que las compañías eléctricas propician programas que “fomentan la reactivación económica”, citando como ejemplo el Plan Futur-e de Endesa para dar un nuevo uso al solar de su central de Compostilla II. De ir fructificando estas alternativas, sugiere la posibilidad de tirar también de la bolsa de minería para cubrir los puestos de trabajo.

Ahora que están en fases de consulta y estudio propuestas a los Convenios de Transición Justa con la herramienta añadida en Castilla y León del Plan de Dinamización de las Comarcas Mineras, el responsable estatal de Industrias Extractivas de Comisiones aboga por hacer pivotar la reconversión en torno a “un algún proyecto tractor con mayor capacidad de generación de empleo” que sea compatible con “otras pequeñas iniciativas” que conformen un nuevo tejido económico. Crespo da prioridad a los proyectos industriales en ámbitos como las energías renovables o la eficiencia energética, pero sin renunciar tampoco a fondos dotacionales. “Hemos gastado mucho dinero en infraestructuras, pero es que a lo mejor ahora algunos proyectos industriales precisan también de infraestructuras para instalarse en los territorios”, advierte.

Comisiones Obreras aboga por hacer pivotar la reconversión en torno a un algún proyecto tractor con mayor capacidad de generación de empleo que sea compatible con otras pequeñas iniciativas que conformen un nuevo tejido económico

La iniciativa privada es, por ahora, lo único que destaca el alcalde de La Robla, al frente de un municipio que “todavía tiene empresas e industria”. “No vemos todavía ningún plan ni del Gobierno ni de la Junta. Por el momento sólo vemos buenas intenciones y buenas palabras”, dice Dorado. Y las posibilidades del desembarco de proyectos privados como la posible implantación de una planta de hidrógeno por parte de Enagás está, curiosamente, como sus características: verde. “Nos ilusiona, pero está muy verde aún”, admite el regidor, convencido de la posibilidad de estirar las posibilidades del tradicional color de la esperanza (frente al negro del carbón) incluso desde la arista turística esbozada por el televisivo Jesús Calleja para convertir a la Montaña Central Leonesa en referente europeo de las rutas en bicicleta de montaña.

Torre del Bierzo lleva años esperando por un Parque Motor con Brañuelas, municipio con el que ahora comparte otro anhelo: el de echar a andar con la dotación de albergues y otras infraestructuras el Camino de Santiago por el Manzanal. Y mira a su historia más trágica, la del accidente del tren Expreso Correo 421 que se cobró un centenar de vidas en 1944, el peor siniestro de este tipo en España. La idea sería abrir un museo ferroviario “muy específico” sobre ese episodio al estilo del Centro Buñuel de Calanda, compara su alcalde, formado en la Escuela de Cine de Ponferrada. “Todos los meses recibimos llamadas. Hay muchos aficionados. Podría ser un referente nacional”, añade para sugerir la implicación de la Junta y defender su “encaje” en los planes de reactivación económica también junto a la citada casa del pueblo de Santa Cruz o la comunicación por carretera entre la cabecera municipal y Santa Marina de Torre.

Páramo del Sil prefiere reservarse detalles sobre sus propuestas trasladadas a la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), entidad encargada en Castilla y León de canalizar estos procesos de reconversión hacia el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico hasta ahora sin avances palpables. Con 2019 enmarañado en dos convocatorias electorales y un Gobierno en funciones durante meses, la crisis del coronavirus llegó apenas unas semanas después de conformarse el nuevo Ejecutivo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. La Transición Ecológica cogió galones al asumir la titular del Ministerio, Teresa Ribera, la Vicepresidencia Cuarta del Gobierno. Pero ahora uno de los lastres es la falta de Presupuestos. “Nosotros no queremos buscar culpables, sino más intensidad para alcanzar soluciones. Porque vamos tarde ya”, alerta el responsable estatal de Industrias Extractivas de CCOO para considerar que “no es de recibo” llegar a finales de noviembre sin respuesta a la petición de reunión realizada conjuntamente con la Unión General de Trabajadores.

“Si no hubo inversiones cuando había dinero, cómo las va a haber cuando esto está muerto”

La Transición Justa llega tarde ya para quienes se cansaron de esperar y abandonaron las cuencas. Otros encontraron encaje en el mercado laboral, pero no gracias a los planes de las administraciones superiores, sino a base de buscar oportunidades, como el caso de Álvaro Rodríguez, uno de los últimos del Grupo Salgueiro, vecino de Torre del Bierzo y ahora operario en una empresa en Brañuelas, apenas a un cuarto de hora de su domicilio.

Las huellas del carbón desaparecen en las antiguas explotaciones, pero no en el día a día de los municipios mineros. Siempre está presente en las conversaciones. Cuando hablas con alguien, al final siempre sale el tema, dice Álvaro Rodríguez, uno de los últimos del Pozo Salgueiro

Último eslabón de una estirpe de mineros (su familia paterna se ganó el apodo de 'Tragaminas'), Rodríguez dice visitar cada dos o tres meses el Pozo Salgueiro, pasto en dos años de la rapiña y el abandono. “Hoy apenas se sabría que aquello fue una mina”, denuncia. Las huellas del carbón desaparecen en las antiguas explotaciones, pero no en el día a día de los municipios mineros. “Siempre está presente en las conversaciones. Cuando hablas con alguien, al final siempre sale el tema”, dice.

Mientras otros compañeros capean el paro con contratos temporales en los ayuntamientos, Álvaro Rodríguez fue de los primeros en encontrar trabajo tras el cierre de Salgueiro. Lo hizo en una compañía de transformación de vidrio en el Macropolígono El Bayo de Cubillos del Sil, un espacio industrial pensado precisamente para la implantación de empresas que compensaran el empleo perdido en las minas y las térmicas. “Pero ya se sabía desde el principio que eso no iba a ser así. Muchas de las empresas de la zona estaban relacionadas con la minería. Y si no hubo inversiones cuando había dinero, cómo las va a haber cuando esto está muerto”, se pregunta retóricamente Rodríguez para dar una de las claves del declive de territorios que esperan cada vez con más escepticismo la ansiada Transición Justa.

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