Las cajas de ahorro rebaja tres décimas el crecimiento para 2019, hasta el 1,9%, y habla de “fin de ciclo”

Detalles del campamento de los trabajadores de las empresas auxiliares de la central térmica de Compostilla en Cubillos del Sil, en proceso de cierre. / César Sánchez / ICAL

ICAL

La Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) ha rebajado en tres décimas la previsión de crecimiento para la economía española en 2019, desde el 2,2 por ciento al 1,9 por ciento; situándola así por debajo del 2,2 por ciento que mantiene el Gobierno como objetivo oficial, y apunta a “un fin de ciclo” sin entrar en una recesión. Sus nuevas estimaciones sitúan además en el 1,5 por ciento la previsión de crecimiento para 2020, medio punto por debajo del 2 por ciento estimado antes del verano, según la información dulgada este miércoles por el organismo.

El ajuste tiene un origen estadístico, pero también de menor crecimiento. Según apuntó el director general de Funcas, Carlos Ocaña, dos décimas son efecto arrastre por la revisión de la Contabilidad Nacional efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que bajó del 2,6 al 2,4 por ciento el crecimiento para el ejercicio 2018, y otra décima obedece al “menor crecimiento” del esperado en la demanda interna, tanto en consumo como en inversión.

Con el cambio de sus estimaciones se suma a otros organismos y servicios de estudios como Caixabank, Afi o IEE, que también han rebajado las estimaciones. El Banco de España, por ejemplo, restó cuatro décimas a sus perspectivas, desde el 2,4 por ciento al 2 por ciento, para este año y bajó al 1,7 por ciento la estimación para el próximo ejercicio, también en gran parte por el cambio en la Contabilidad del INE con efectos retrospectivos.

Para Ocaña, “efectivamente los datos apuntan a una desaceleración, pero no a una recesión”, aunque sí visualizan “un cambio de ciclo, como otros que hemos vivido en el pasado”, principalmente, por el impacto en la actividad de las numerosas incertidumbres internacionales.

El director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres, precisó que para 2021 esperan que la economía vuelva a coger impulso y crezca el 1,8 por ciento, en parte por la recuperación de ese escenario exterior hoy tan desafiante. En cualquier caso, matizó que el diferencial de España se va a mantener con Europa y “sería una de las economías que más crece en el G-20”.

El BCE prevé, en concreto, que la eurozona crezca un 1,1 por ciento este año y el 1,2 por ciento en 2020, y Funcas espera que lo revise a la baja.

El empleo crece

En materia de empleo Funcas espera que aumente un 2,2 por ciento este año, el 1,1 por ciento en 2020 y un 1,5 por ciento en 2021, y ello se traduzca en la generación de alrededor de medio millón de puestos de trabajos en los próximos ejercicios. Sin embargo, empeora su estimación previa en tasa de paro, ya que espera que cierre el año en el 14,1 por ciento y se sitúe en el 12,2 por ciento al cierre de 2021, por encima del 13,7 por ciento y 11,5 por ciento que estimaba antes del verano.

No obstante, Torres subrayó “cierto punto de ruptura” con el comportamiento histórico, ya que es capaz de crear nuevos puestos de trabajo cuando históricamente siempre se había resentido y caía cuando el crecimiento de la economía era inferior al 2 por ciento. A su entender, esta inflexión puede haberse producido de la mano de los cambios en el mercado laboral “como el aumento del trabajo a tiempo parcial y el recurso de las empresas a ajustes internos, en vez de reducir plantillas”.

Lo que no ve factible Funcas es que el déficit baje el 2 por ciento al que aspira el Gobierno por factores como la subida de los salarios de los funcionarios, las pensiones o las entregas a cuenta, con un presupuesto prorrogado.

Ocaña se mostró “razonablemente seguro” de que acabará el año en el 2,4 por ciento a la luz de lo acontecido en el año, y alertó sobre esta situación. “Lo que vemos es que el déficit, con las políticas económicas actuales, si no se toman otras medidas se va a estabilizar por encima del 2 por ciento del PIB”, y “esto en un país con una deuda elevada, del entorno del 100 por ciento, es un problema. Es algo que deberíamos tratar de solucionar”, aconsejó.

A su juicio “la ralentización de la economía frenará los progresos en la reducción del déficit”, y eso le lleva a empeorar sus estimaciones en dos décimas, hasta el 2,4 por ciento este año. Para 2020 estima que se situará en el 2,5 por ciento, cinco décimas por encima de la anterior previsión, y un año después caerá al 2,2 por ciento.

Para elaborar este pronóstico asume que el Gobierno actualizará las pensiones con una subida del 0,7 por ciento, a sumar al incremento del 2 por ciento aplicado a los salarios de trabajadores públicos.

Parálisis política

En clave interna, Ocaña reconoció que la “parálisis política” genera incertidumbres y la ausencia de reformas “está suponiendo un coste para la economía” en “menor creación de empleo” e inversión. “Eso refleja no solo la mala evolución de los mercados internacionales, sino que refleja también una pérdida de confianza” que se está produciendo internamente“, refirió.

A su juicio se “necesita”, por tanto, que “esas incertidumbres desaparezcan y volvamos a una política económica activa”, capaz de emprender “los ajustes que sean necesarios”. “La falta de acción en materia económica no es inocua”, resumió.

Desde la óptica positiva indicó, no obstante, que “pese al mal entorno internacional, los fundamentales de la economía española no muestran los desequilibrios que la lastraron durante la última crisis”. A título de ejemplo, señaló el desendeudamiento de las familias y empresas, la existencia de un sistema financiero “más saneado y menos expuesto al ladrillo”.

Sus previsiones tienen en consideración la existencia de focos de riesgo a escala internacional, aunque subrayan la dificultad de medir eventualidades como la de un Brexit desordenado, un endurecimiento de las guerras comerciales en marcha en varios países del mundo.

El director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres, reconoció que el consumo comienza a ralentizarse tras años de fuertes aumentos “por el efecto demanda embalsada” y porque los hogares “han empezado a reconstruir su ahorro”.

Este comportamiento de los hogares afecta a la actividad, ya que el consumo pesa un 61 por ciento del PIB, pero la lectura positiva que extraen en Funcas es que se subirá desde una tasa de ahorro del 5,6 por ciento a finales del 2018 al 7,9 por ciento este año y se mantendrá por encima del 8 por ciento para el próximo bienio, constituyendo una fortaleza para la economía de cara a las eventualidades del exterior.

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