La tenue memoria en Villablino de los hermanos Juan y Ventura Alvarado, revolucionarios del sector agroganadero

Los hermanos Alvarado con barba, uno de pie y otro sentado enfrente de él.

Luis Álvarez

Hoy 24 de agosto, se cumplen 96 años de la muerte en Villablino en 1926 del pequeño de los hermanos Alvarado, Buenaventura de nombre en el registro civil y al que siempre en Laciana se le conoció por Ventura, como así puede leerse en su lápida en el cementerio municipal. Nacido en Vivero (Lugo) el tres de septiembre de 1874, falleció por lo tanto cuando iba a cumplir los 52 años.

El otro hermano mayor, Juan nacido diez años antes en 1864 en la misma villa lucense, había muerto 12 años antes en 1914 a los 50 años Ambos fueron profesores en la Escuela de Sierra Pambley en Villablino y ligaron su vida de forma permanente a esta comarca de Laciana, tierra que también eligieron para su sepultura. Ambos fueron destacados expertos nacionales en el estudio y aplicación de técnicas lácteas y sus derivados, pioneros de una revolución agraria y considerados padres del queso moderno en España.

Juan Alvarado ha dado nombre a una de las calles centrales de Villablino desde 1917, la que baja desde la Plaza de Sierra Pambley hasta el entronque con la Avenida de Laciana y continúa por la calle García Buelta. Según el acta del pleno del ocho de diciembre del citado año, “a propuesta del presidente de la Junta Vecinal de Villablino se acuerda dar el nombre de D. Juan Alvarado a la calle principal de esta villa y el de D. Juan Flórez Posada a la que a la que cruza el pueblo”, hoy convertida ésta última en calles Sierra Pambley y Avenida de Asturias.

También el acta recoge otro acuerdo referido al eminente profesor, que dice así: “a petición de D. Ventura Alvarado se acuerda ceder a perpetuidad en el cementerio civil de San Miguel el terreno necesario para dedicar un recuerdo al que fue insigne maestro D. Juan Alvarado, de insigne memoria”.

El destino jugó a favor de Ventura, cuando nueve años después fallecía y fue enterrado en el mismo panteón junto a su hermano, compartiendo de esta forma un mismo lugar y espacio para la eternidad, después de haber compartido con Juan toda su vida, desde que de niño quedó huérfano y su hermano ejerció de padre y tutor de él hasta su mayoría de edad.

Su entierro, una crónica de la época

Una crónica rescatada de un periódico regional cuenta así las exequias de Ventura Alvarado: “el día 25 tuvo lugar en el cementerio civil el entierro de este señor, antiguo alumno y después profesor de la Escuela Mercantil y Agrícola de Villablino fundada hace medio siglo por Sierra y Pambley, Diputado que fue de las Constituyentes bajo los auspicios del gran Giner de los Ríos y del sabio Azcárate y dirigida hoy por un patronato integrado por los señores Cosío, Rubio, Pedregal, Uña y Pablo Azcárate...

...El cadáver fue llevado en hombros por sus antiguos alumnos y por los cooperativos, resultando muy solemne el acto presidido por el alcalde del Ayuntamiento y al que concurrió respetuoso y consciente un público numeroso compuesto de concejales, periodistas, exdiputados, médicos, abogados, ingenieros, maestros, comerciantes, obreros y una nutrida representación de señoras, cuya presencia realzaba no solo las generales simpatías del muerto, si no la cultura y la tolerancia religiosa tan notoria en este país como poco frecuente en el resto de España“ (El Templario, nº 482, agosto de 1926 - pag 262 – Biblioteca Municipal de Ponferrada).

El artículo esta sin firma, y en el número siguiente del mismo periódico, también sin firma, publicaron una breve reseña con los méritos que atribuían al profesor sus coetáneos, y que ahora transcribimos. “Méritos de Ventura Alvarado. Como miembro consultor de la Sociedad Española de Ganaderos tomó parte muy activa en el concurso de ganados celebrado últimamente en Madrid e impulsó con su laboriosa inteligencia la industria de mantequería y quesería, montando y dirigiendo en España numerosas fábricas, cuyos productos compiten ventajosamente con los similares del mundo entero. Publicó varios libros; algunos premiados reveladores de su cultura técnica adquirida durante sus estudios en el extranjero y por sus propias experiencias en dichas industrias, en las cuales supo destacarse siempre en interés ajeno y jamás en el propio, por lo que a pesar de su fecunda labor murió pobre.

Últimamente dirigía la Compañía Mantequera de Villablino creada por él y por su malogrado hermano Juan, uno de los profesionales a los que se debe la cultura patria y señaladamente la del valle de Laciana donde no existe analfabetismo según pudo afirmar Luis Bello en las interesantes crónicas dedicadas a exaltar y a poner como ejemplo las Escuelas de la Montaña Leonesa“ (El Templario, nº 483, septiembre de 1926 – pag 275 - Biblioteca Municipal de Ponferrada).

Ambos hermanos junto a su hermano intermedio Francisco, abogado, que fue secretario especial del Rectorado de la Universidad de Oviedo y terminó su vida como Inspector del Timbre en Barcelona donde falleció en 1931. Están incluidos como vivarienses ilustres de los siglos XIX y XX (pag 479 y 480) en el libro “Historia de Vivero y su Concejo” de Juan Donapétry Iribarnegaray, cronista oficial de la villa de Vivero.

Cambio de cementerio

En 1940 se construyó un nuevo cementerio en Villablino y los restos de las tumbas del viejo cementerio de San Miguel se trasladaron a la nueva ubicación. En los archivos municipales no logramos encontrar más que algunas breves referencias al respecto.

La tumba de los hermanos Alvarado se trasladó con su lápida de piedra al nuevo cementerio civil, que ocupaba la esquina suroeste del nuevo camposanto separada por un muro exterior de lo que se denominaba cementerio religioso. Con la Constitución de 1978 desaparecieron los denominados cementerios civiles y todo se unificó, quitando el vallado que lo separaba del resto.

Hace unos días baje hasta el cementerio, para hacer una fotografía de la lápida de los hermanos Alvarado con destino a este artículo. Y me llevé una desagradable sorpresa, al encontrarse muy deteriorada la piedra labrada en la que además de varia simbología masónica están sus nombres y apellidos “Juan y Ventura Alvarado Albo”, en la parte central y en la inferior los años de nacimiento y muerte de ambos, a la izquierda los de Juan y a la derecha los de Ventura.

El segundo apellido “Albo” está totalmente destruido y es ilegible y en el año de la muerte de Juan y el del nacimiento de Ventura también son ilegibles, como se puede apreciar en las fotografías, una de 2020 y la otra de 2022.

Me parecía imposible, que en tan solo dos años se pudiese deteriorar tanto el labrado en la piedra, si había soportado 94 años de inviernos, nevadas, heladas, lluvia, sol y todo tipo de acontecimientos meteorológicos. Pero he visto que a un lateral y otro de la lápida se han construido varios nichos nuevos, por lo que he deducido que los trabajos de construcción o los materiales utilizados para esas construcciones han sido los causantes del deterioro.

Por lo que pido al Ayuntamiento, que legalmente además es el titular del terreno donde se ubica el panteón puesto que en 1917 decidieron ceder a perpetuidad el suelo del mismo; que trate de vallar para ofrecer una mínima protección a la tumba de los dos hermanos Alvarado y sugiera a los obreros que realicen labores en el cementerio en lo sucesivo, extremen su cuidado con el resto de las tumbas existentes.

Y aprovecho para hacer a los responsables municipales una petición pública. Para que en desagravio por este lamentable incidente tomen un acuerdo, que creo de justicia, cambiando el nombre de la calle Juan Alvarado, por el de “Calle Hermanos Juan y Ventura Alvarado Albo”, tal y como sucede en León ciudad con la calle Maestros Hermanos Alvarado, en recuerdo de los mismos.

Ya que el destino los unió para siempre a esta tierra de Laciana, que también perdure en la memoria colectiva de nuestra sociedad de igual forma, con los nombres de ambos hermanos en el callejero local de Villablino.

Etiquetas
stats