2021, sólo te pido...

El mecanismo del reloj de la Puerta del Sol de Madrid, construido por el Relojero Losada. // RTVE

Francisco Javier Saurina Rodríguez

Como en su día escribiera el gran cantautor cubano Pablo Milanés, yo no te pido que me bajes una estrella azul simplemente que la luz del año 2021 llene el espacio de luz.

Sin dejar ningún rincón por iluminar, sin que las zonas oscuras que nos ha dejado este año que ya se nos va y al que los humanos hemos ayudado tanto a darnos por el orto, vuelva a llenar de oscuridad el futuro inmediato.

Mucho me temo que esto no es simplemente una pandemia, un problema sanitario o de salud, más bien como ya dijera en otro momento, nos saca los colores, poniendo a flote nuestras miserias y debilidades. El virus afecta al cerebro sin duda.

Cuando tengo que poner sobre papel qué le pediría a este año que pronto va a nacer no puedo ocultar un cierto temblor de piernas recordando que en estas mismas fechas hace un año todos estábamos esperando otra cosa muy diferente a lo que ha resultado. Esperábamos que este año colmara nuestros deseos de salud, de bienestar, de libertad, estabilidad y amor. El amor en su sentido más amplio, aunque suene cursi o merengue, es el sentimiento humano con el que no ha podido el virus, el más grande, el que empuja las grandes cosas, los esfuerzos más extraordinarios.

Le pido a este 2021 que exista un equilibrio de poderes, y contrapoderes que contribuyan como corresponde a una sociedad verdaderamente democrática a respetar los límites

Dejen a un lado su sentimiento casi hooligan de las ideologías y de otras cosas. La vida no es un partido de futbol o de baloncesto en el que hay que defender la camiseta pase lo que pase. Somos racionales. Las ideologías, que no las ideas, solo son una excusa para que quien ostenta el poder tenga un clan de palmeros que le permita mirarnos por encima del hombro. Que nadie se engañe, están ellos, y del otro lado, nosotros.

Quizás por ello habría que pedir a los detentadores del poder, del tipo que sea, que nos traten con respeto. Que consideren en sus acciones que los destinatarios de ellas somos nosotros y no su obsesión por mantenerse en el poder echando migas a las palomas de vez en cuando.

Y digo detentadores del poder porque el espectro es muy amplio. Hablo del poder político, pero también del judicial, del económico y del social. No podemos resignarnos a ser una sociedad secuestrada por la verdad única que dictan unos pocos, esos, los que llamamos poderosos.

Le pido a este 2021 que exista un equilibrio de poderes, y contrapoderes que contribuyan como corresponde a una sociedad verdaderamente democrática a respetar los límites. Tome nota la prensa perceptora de dádivas en pro del pensamiento único y la propaganda.

También le pediría, como la canción, que llenará este espacio de tiempo de razones para respirar, sin necesidad de complacencias falsas, sin hablar por hablar.

Que sea el año...

Que sea el año en el que volvamos los ojos hacia la ciencia, hacia otra forma de entender la relación del humano y la naturaleza. Sería nuestra mejor mochila para andar.

Que no se aprovecharan las circunstancias para cambiar por interés de algunos, nuestras costumbres, nuestra forma de relacionarnos, nuestros afectos. Digo más, nuestros derechos.

Que podamos volver a abrazar a los amigos en la calle, a besar a nuestros hermanos, a nuestros hijos. A reconstruir todos los afectos que hayan podido resultar dañados.

Que podamos reconstruir esta sociedad llamada España como un espacio común de convivencia entre todos, pero en el que nadie imponga nada a cambio. Es una obligación que nos compete a todos y cada uno de nosotros. Que no haya concesiones a los enemigos del espacio común, con indultos que significan una falta de respeto a la justicia y a la ley, ni concesiones de ningún tipo a los que un día sembraron en la sociedad el terror más bárbaro y totalitario.

Y como no, que tengamos vacunas para todos, y que exista solidaridad para aquellos que en otros lugares no pueden disponer de ellas, aunque solo sea por el egoísmo de que de otra forma de nada servirá que nosotros la tengamos.

Y para León pediría...

Y para León pediría muchas cosas, es mi casa, mi tierra. Pediría que acabemos con la autocomplacencia pero también con el llanto fácil.

Que nos concienciemos de que nosotros somos quienes tenemos que tomar la iniciativa para resolver nuestros problemas y empujar a esta sociedad desmotivada. Utilicemos la historia como ejemplo de lo que hicieron nuestros antepasados y no para trasladarnos a vivir en ella.

Reivindiquemos de verdad pero con una hoja de ruta creíble, posible. Olvidemos los inventos de formar mesas y comisiones en los que existen muchos intereses diversos pero pocos comunes, y donde unos van a poner en apuros a los otros, mientras los otros inventan mil excusas para defenderse. Ese modelo ya ha fracasado, se llamó el Pacto pòr León, hoy ya ni pacto, solo mesa.

Démonos una oportunidad, sin pausa pero sin prisa. Una casa no se hace en un día, lleva su tiempo. Comencemos.

Feliz año paisanos, esta es una gran tierra y la vida una aventura.

Etiquetas
stats