¿Las dos Castillas?

Una pancarta del "León sin Castilla" de la manifestación del 16F.

David Díez Llamas

Reiteradamente en los programas de pronóstico del tiempo se han referido a “las dos Castillas”. Con ello los leoneses no sabíamos nunca el tiempo que podíamos esperar. Hay que tener en cuenta que la superficie de la Comunidad de Castilla y León es 94.224 km² y la de Castilla La Mancha de 79.461 km². Conjuntamente suman 173.685 km². No deja de sorprender, para empezar, que se emita un pronóstico común para toda esa superficie y luego diferencien a Cantabria (con 5.321 km²) o a La Rioja (5.045 km²). Entonces parece que tras ese criterio hay razones políticas que escapan a la ciencia.

En base a ello Ciudadanos del Reino de León sugiere al senador Carles Mulet de Compromis que presente una queja ante el instituto encargado de dar esa información (Aemet). Ello ha supuesto el reconocimiento de que esa expresión de “las dos Castillas” no es correcta y esperemos que ello suponga una rectificación.

No deja de ser muy sorprendente que esta iniciativa haya tenido que ser llevada a través de un senador de Valencia. ¿Cabría preguntarse qué hacen los que se supone representan a los leoneses?

Que León no es Castilla ni siquiera entra en el debate político. Todos los partidos asumen que es así. Entonces el problema no es tanto el fondo de la cuestión, como la inacción cuando se nos identifica como castellanos.

Reivindicación de la identidad leonesa

Este episodio de “las dos Castillas” es en el fondo una reivindicación de la propia existencia. Si hablamos de Pedro y Juan ello significa que hay alguien que se llama Pedro y hay otro que se llama Juan. Todos entenderían que no se puede hablar de los dos refiriéndonos tan sólo a Pedro. Bueno pues esa evidencia parece que cuesta aplicarla en el caso de Castilla y León.

La identidad leonesa no es sólo un valor sentimental o cultural sino que tiene un indudable valor económico. En toda estrategia de marketing hay un importante valor que se mide en cualquier estudio: 'la Notoriedad'. Cualquier marca comercial para vender sus productos debe conseguir entrar en la mente de aquellos que son sus potenciales clientes, de modo que en un momento dado puedan tener en cuenta dicha marca a la hora de elegir su producto. En cualquier estudio se tiene en cuenta como variables fundamentales en la medición, tanto la notoriedad espontánea como la sugerida.

La notoriedad de la marca la podríamos asociar a su propia carta de existencia. Si un determinado producto no lo conocemos, ni siquiera entraremos a valorarlo. También hay que tener en cuenta que damos un valor inferior a lo que no conocemos frente a lo que conocemos. Así las posibilidades de elegir Coca-Cola como marca serán muy superiores a las de optar por kaskol. Por ello las marcas gastan muchos millones de euros en recordarnos a cada momento que están allí, que existen, que forman parte de nuestro universo común. En ese existir tratan de remarcar su propia diferenciación como marca frente a otras de su competencia.

Remarcar la propia existencia

Es mucho el dinero que se invierte en publicidad para remarcar la propia existencia, pero también en el patrocinio de diferentes eventos, jugadores o equipos deportivos. ¿Alguien piensa que todas las marcas están tirando todo ese dinero que invierten? ¡Oiga que eso lo hacen todas las marcas y de todas las especialidades!

El coste de demandar a Aemet que respete nuestra existencia es cero. Vamos que mientras otros invierten sumas millonarias para hacer valer su existencia, en el caso de León el problema no es de costes es sencillamente de pasividad de aquellos que deberían ejercer como sus representantes.

Si esto ocurre con las marcas comerciales, podemos decir que está situación no es diferente de lo que ocurre en el ámbito territorial. Así los diferentes territorios tratan de reforzar su notoriedad para captarnos como turistas o para que tengamos en cuenta su oferta comercial y la diferenciemos positivamente frente a otros competidores.

Potenciar la marca de León

Potenciar la identidad leonesa es potenciar el futuro de León. Cuanto mayor notoriedad y posicionamiento definido tenga León como marca, más posibilidades tendrá de ganar cuota de mercado en una sociedad altamente competitiva. Un León olvidado y sin personalidad es también una marca vieja que el consumidor progresivamente va olvidando.

En ese sentido pensamos que el desarrollo de León y su porvenir esta intrínsecamente asociado a su capacidad para hacer llegar al resto de los españoles el que León es una Región con una personalidad diferenciada.

En mi opinión recuperar la identidad leonesa es también recuperar la identidad española desde unos parámetros democráticos y de libertad. Se da una gran paradoja. La Región que la Unesco reconoce como Cuna del parlamentarismo y que tiene el “primer fuero municipal del que todos los demás pueden considerarse variantes”, sin embargo hoy tiene que estar “mendigando” el reconocimiento de su propia existencia. Además tiene que recoger esa “limosna” fuera del propio ámbito leonés.

Igual algunos tendrían que revisar su actuación.

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