Las 'ventanas rotas' leonesas

Un cristal roto en un centro municipal de León.

David Díez Llamas

George Kelling fue el autor que en su momento formuló la Teoría de las Ventanas Rotas. Esta viene a decirnos que “evitar el vandalismo menor (ventanas rotas) previene crímenes mayores”. Luis Arroyo, que se hace eco de esta teoría en su libro El poder político en escena nos dice: “Si las ventanas rotas son rápidamente repuestas, las ciudadanas y los ciudadanos viven en otro mundo posible, con menor propensión a la comisión de faltas o crímenes mayores”. Esta teoría fue aplicada por diferentes alcaldes como el que lo fue de Nueva York en la década de los 90 (cuando fue alcalde Rudolph Giuliani). Por cierto con éxito importante en la reducción de la delincuencia.

En esta misma orientación, en Holanda se hizo un experimento en el que se pusieron 5 euros a la vista en un buzón en buenas condiciones y en otro pintado con grafiti. Los del buzón en buenas condiciones se los quedaron un 13% de los que por allí habían pasado, pero en el caso del buzón pintado con grafiti esa tasa se duplicaba hasta llegar al 27%. Los autores del experimento concluían que cuando otros violaban una determinada norma social ello propiciaba el seguimiento en que otros siguiesen ese mismo camino. Un entorno limpio favorecerá conductas de limpieza en la ciudadanía, que no son las mismas si la ciudad se percibe sucia. Hay conductas de seguimiento que llevan a repetir lo que otros han hecho primero (especialmente si lo hacen los líderes sociales en cualquier campo y actividad).

En mi opinión está Teoría de las Ventanas Rotas es perfectamente aplicable a la identidad leonesa. Habría que decir que en este caso la culpabilidad de ello recae principalmente en el ámbito institucional y particularmente en la Junta de Castilla y León. Anualmente se dedican presupuestos millonarios a “romper ventanas identitarias”. Para ello vale tergiversar la historia y acomodarla a sus propios intereses o dar subvenciones en función de que se contribuya a lo que conviene a ese poder político.

En este panorama en el que la referencia “a lo leonés” se promueve institucionalmente que desaparezca, se puede entender las conductas de seguimiento que se dan no tanto desde la convicción como desde la imitación. Es como tirar un papel en una calle que ya es un estercolero, como que un papel más no importa.

Además hay que tener en cuenta que los reparadores de ventanas cuentan con muchos menos medios que los que promueven romperlas. Por otro lado reparar siempre es más complicado que destruir.

Este panorama de ventanas rotas afecta muy directamente a la prestación de servicios. En el estado de las carreteras, Deve, mantenimiento general de las ciudades y especialmente de los pueblos, sanidad... se visualiza fácilmente ese deterioro social.

La consecuencia final de todo ello es un declive económico que lleva asociado el envejecimiento y la despoblación. Esta situación resta capacidad de reacción a un medio social que ve todo esto como algo inevitable y que habría que llevar con resignación.

León, el 'Reino de los Cementerios'

Alguna vez he dicho que actualmente el Reino de León es el Reino de los Cementerios. Uno de los cuatro grandes referentes del escudo de España (los otros son Aragón, Castilla y Navarra) hoy ha quedado relegado poco más que al nombre de un estadio de futbol. En ese sentido la división social, al menos en estos temas, se establece entre aquellos que creen que hay que asumir la realidad actual por cuanto piensan que cualquier otra es inviable y los que creen que sólo desde el cambio es posible la recuperación social y económica.

En este buzón roto de lo leonés parece que son más los que se apuntan a llevarse el dinero. Si ponemos como referencia Asturias podemos ver en qué tramo de la autopista se paga peaje y en que otros no, en que pueblos hacen paradas los trenes y en que otros no para. Se podría poner en duda si los recursos públicos se utilizan en base a las necesidades sociales o más bien en función del poder territorial.

No creo que haya muchas dudas de que la creación de la autonomía de Castilla y León ha resultado lesiva para la ciudadanía de León, Zamora y Salamanca. Los datos de evolución económica y demográfica admiten poca contestación. Es un panorama de ventanas rotas que estimula ese declive social. Es como indicar que importa poco una ventana rota más o menos y no se fomenta el cuidado del propio medio.

Sin embargo los que desean un desarrollo más equilibrado deberían de favorecer políticas de reparación de ventanas que fijen la población en el territorio y favorezcan conductas responsables en su mantenimiento.

Las voces que se escuchan tendentes a eliminar las Diputaciones y que la división territorial de España lo sea tan sólo en base a las Comunidades Autónomas lo único que hacen es promover el ahondar aún más en la evolución negativa de la economía y la población leonesa. Se trata de reparar las ventanas y no de destruir la casa que las sustenta.

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