Noche de brujas en la Veiga'l Palo

Fuente de las brujas de Soportújar (Granada)

Luis Álvarez

“Hace ya muchos años, que en las montañas de Laciana y en las de Cangas de Narcea, hemos oído en repetidas ocasiones recitar una especie de conseja o refrán en el que se decía que las brujas iban:

“A la Veiga'l Palo.

A la ofrenda'l diablo.

Por encima de cadavas,

Y por debajo de artos“

Así comienza un texto escrito a máquina, sin firma que identifique a su autor, que nos ha facilitado Guadalupe Lorenzana, escritora y recopiladora de tradiciones orales y escritas de Laciana.

Según comenta Guadalupe, estos tres folios se los dio en la década de los años 80, “Elia Álvarez Álvarez, de casa Artemia de Caboalles de Arriba”, pueblo del que también ella y su familia son originarios. Al parecer los habría encontrado en un cajón de su casa, “sobre el año 1970, fecha que figura anotada en uno de los márgenes”.

La Vega del Palo, además del nombre de una calle del centro de Villablino, es un paraje de la braña de Caboalles de Arriba. Un pequeño valle de una espectacular belleza natural, al que suma su pasado más próximo de historia y ruinas mineras, envuelto de etéreas neblinas de magia y acontecimientos sobrenaturales.

“Al noroeste de Caboalles de Arriba, y con este mismo rumbo, se abre un valle por cuyo fondo discurre el arroyo de Fleitina, que nace al pie del alto de Bustapiedra, en el límite con Asturias y los términos de la parroquia asturiana de Monasterio de Hermo”; continua el texto mencionado con la descripción del lugar. “Este valle aunque es tierra leonesa, es muy frecuentado por pastores asturianos y leoneses. Hacia el medio del valle de halla una fuente denominada de Las Brujas, denominación esta que no puede ser más elocuente en relación con el tema que tratamos.”

“En cuanto al dicho o especie de refrán que tantas veces hemos oído en Laciana y en Cangas, alude sin duda a los fantásticos transportes aéreos que las gentes de todo el occidente europeo atribuían a las brujas.”

Los vuelos de las brujas de estos territorios, eran al parecer rastreros y de muy baja altura, si nos atenemos al tipo de arbustos sobre los que pasaban. Cadavas son plantas de flores pequeñas de color amarillo y muchos pinchos (ulex europaeus), similares son los artos, plantas con muchos pinchos y del género robus.

Hemos hallado menciones a otros vuelos de brujas similares, muy próximos al suelo, al otro extremo norte de la provincia de León. En la zona de Riaño y el norte de Palencia las brujas acudían al grito de:

“por encima de zarzas y espinos,

a bailar al campo de Consoles“

Campo situado en las inmediaciones de la localidad palentina de Guardo.

En otros lugares, los vuelos brujescos eran menos temerarios y peligrosos. Así, algo más hacia el oeste, en los alrededores de la vieja sede episcopal de Mondoñedo, nos cuenta Álvaro Cunqueiro, que según afirmaba su abuela; las brujas los sábados “vuelan por derriba las silveiras (zarzales), y por debaixo las carballerías (robledales).”

La causa puede estar en las intensas nieblas, ropaje que envuelve con persistencia de hábito a la granítica ciudad lucense. Y simples razones de visibilidad recomiendan subir hasta casi la media altura la distancia al suelo, para un vuelo con parámetros de seguridad aceptables.

La fecha

La celebración de esta reunión de brujas alrededor del montuno manantial de la Vega del Palo, la sitúan todos los textos consultados en torno a la noche del treinta de abril al uno de mayo. También aseguran que coincide con la fiesta de San Felipe.

Si nos atenemos al santoral católico actual, no se corresponde la festividad religiosa con el día que se menciona. San Felipe se celebra actualmente el día tres de mayo, desde que en 1955 el Papa Pío XII, instituyó el uno de mayo como festividad de San José Obrero, en una clara contraprogramacion a la festividad laica del día del trabajo de las organizaciones sindicales. Relegando entonces a San Felipe a unas honras festivas para tres días más tarde.

Quien le iba a decir al ingenuo prelado eclesiástico, que algo después de medio siglo más tarde, esa contraprogramacion iba a ser innecesaria.

Es significativo el hecho de esta celebración en la fiesta de la primavera de las antiguas culturas eslavas, germánicas y noreuropeas. En esas áreas geográficas de nuestro continente esa noche se celebra aún la denominada “noche de las brujas”, a la que se contrapone la festividad de Santa Walpurgis, con hogueras para ahuyentar a las arpías y los seres demoníacos

Tan alejada de la noche de brujas por excelencia en territorio español, la del solsticio de verano el 24 de junio, noche también de hogueras rituales. Así como de la también extendida celebración de la noche de todos los Santos, también llamada por los anglosajones Halloween, a primeros de noviembre.

Hay referencias y tradición de otro encuentro de brujas la noche de la fiesta de la primavera en la provincia de León, alrededor de una fuente en el paraje de Foncebadon. En las proximidades de la conocida y celebrada Cruz de Ferro, del camino de Santiago.

Circunstancia que nos da pie para atrevernos a afirmar, que el origen de estas tradiciones de las tierras de Laciana y del Bierzo pueden tener su origen en un pasado iniciado con el pueblo suevo (siglos V y VI?).

En qué volar

Hablan todos los textos consultados con referencia a esta peculiar reunión de brujas de la Vega del Palo. Que acudían al encuentro en pelota picada (desnudas), sin utilizar ningún elemento adicional para la volada, ni sobre escobas, ni a lomos de animales, ni montadas a horcajadas en demonios, como vemos representado en ocasiones en dibujos y grabados.

Retomamos el texto que venimos utilizando como eje de la narración. En la parte donde dice, “y en una ocasión un individuo que estaba sirviendo en casa de una de ellas, vio que se untaban el cuerpo con cierta grasa, haciéndolo luego el y apareciendo un día de San Felipe en el baile de las brujas de la Veiga del Palo”.

Algo similar le ocurrió a un pobre mozo de Riaño, que simulaba dormir sobre un banco en casa de dos brujas, quienes lo ataron al mencionado banco antes de proceder al rito de untarse con el ungüento mágico, para acudir al baile del campo de Consoles.

El muchacho, consiguió librarse de las ataduras de una de sus manos y alcanzar el puchero de la pomada maravillosa, con la que repitió el rito del embadurnado. Saliendo de súbito en vuelo rasante hasta el campo de Consoles, sin tener tiempo a librarse de las ataduras que sujetaban el banco a su cuerpo. Y volviendo a regresar tras la juerga, atado al mismo mueble volador.

Encontramos constancia de otra bruja que utilizaba un mueble de cocina para sus deslizamientos aéreos. Esta es más literaria, pues se trata de María da Fonte, más conocida como “A voadora de Serantes”, título de una narración breve de A Cunqueiro. En la que el espíritu de María volaba sentada en una banqueta por encima de las casas de sus vecinos, provocando tras su raudo y veloz paseo aéreo auténticos torbellinos ventosos, con el consiguiente riesgo para las cubiertas de las viviendas.

Esto provocó, que dos vecinos esperasen el paso de su vuelo armados de varias bombas de palenque, con cuyo apropiado uso consiguieron derribar a la aereonave y su ocupante. Recogiendo como restos de la acción, una zapatilla roja llena de varias plumas de cuervo, y poniendo de esta forma final a los peligrosos ciclones destructores.

Metidos en territorios literarios, debemos dejar constancia de dos referencias muy próximas, en lo afectivo y en lo geográfico.

Por una parte el cuento de Julio Álvarez Rubio, titulado “Las brujas de la Veiga'l Palu”, que recrea la leyenda de estos aquelarres que tratamos en este artículo. Y que utiliza tres lenguas diferentes en su narración, el dialecto local patsuezo (bable occidental o chacianiego), el galaico berciano y el castellano. El cuento esta publicado en el libro “Leyendas de León”, que recoge relatos de una pléyade de narradores leoneses actuales.

Sin olvidar a Guadalupe Lorenzana y su relato titulado “El demoniu Carlones”, que rememora con aires líricos para suavizar su crudeza, unos hechos sangrientos y tormentosos acontecidos en el paraje de la Vega del Palo en la primera mitad del siglo pasado. Escrito este en patsuezo, como todo su libro “Cousas d'en Ca Trones”, que recoge parte de su obra en verso y en prosa. Y si no hace referencia a hechicerías, sitúa en el lugar a demonios humanos y algunos de los acontecimientos que protagonizaron.

Cuenta la leyenda de este paraje, que las gentes de uno y otro lado de los límites provinciales sentían gran temor a pasar cerca de la citada fuente, en especial por la noche, pues estaban convencidos de poder ser mordidos por las brujas. Y si alguno presentaba cualquier herida o rasguño, era tal la sugestión, que lo atribuían directamente a las mordeduras y no a posibles arañazos de las plantas del lugar.

Y dicen, que cuando los vecinos de Caboalles de Arriba llevaban el ganado a pastar por sus inmediaciones buscaban y rebuscaban, por ver si las brujas habían dejado algún sobrante de su festín, pues existía la certeza, que gustaban de buenas y suculentas viandas.

También fueron habituales y nada distintos de los de otros lugares, los métodos utilizados para espantar los males demoníacos, los encantamientos y las asechanzas de magas o magos.

Los religiosos como el agua y el laurel bendecidos y las cruces de diversos tipos o las estampas. Los vegetales, laurel, ajos, romero, tomillo, ramas de tejo y de otras plantas cortadas en noches especiales como la de San Juan. Los de animales como patas de conejo, dientes de jabalí o hasta uno de oso engarzado en plata, que se contabilizo en un inventario de Villablino; los cuernos de diversas especies. Los animistas, como figas, herraduras, azufre o sal.

Sin faltar rituales sencillos como el fumazo, las señalizaciones en las viviendas o más complejos ya en manos de expertos desencantadores.

Otras brujas y otras fuentes

Para algunas de las bellas artes, como lo son la pintura, la música, la literatura o el cine ha sido casi siempre tema de inspiración este asunto de la brujería. Sobran ejemplos de ello a poco que nos pongamos a rebuscar. Que decir de la literatura infantil y juvenil, que nos trae a la memoria los cuentos de muestra infancia sembrados de pérfidas brujas, cuyos hechizos y encantos siempre acababan frustrados y que el cine de Disney ha terminado por mitificar.

Tan extendido está este asunto de las brujas, que nadie se puede adueñar de él como propio. Lo mismo ocurre con las fuentes de las brujas. Hemos conseguido localizar varios de estos surtidores, entre los que destacaremos solo dos.

“La fuente de las brujas” de Soportujar, un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina, convertida en monumento de atracción turística, que ha transformado un mote y una leyenda de repobladores gallegos brujos y brujas del siglo XVI, en una importante fuente de ingresos para su territorio.

La segunda referencia, para el denominado “Pozo de la brujas”. Una fuente conmemorativa en las inmediaciones del castillo de Edimburgo (Escocia – Reino Unido), construida para recordar y homenajear a los miles de personas que fueron ejecutadas por delitos de brujería en los alrededores del castillo entre los siglos XV y XVIII.

Vamos a terminar como comenzamos volviendo al texto de referencia, cuando explica un extraño sortilegio del fue objeto un natural de Monasterio de Hermo (en los mapas actuales lo transcriben sin h), que residía en Madrid.

Y lo describe así: “según me informa mi buen amigo Marcial R. Arango, de Cangas de Narcea.

El mismo informante recogió de labios de vecinos de Monasterio de Hermo, la referencia de que un tío Anxelo, natural de este lugar y residente en Madrid, aseguraba, muy convencido, que todos los años en el mes de agosto era transportado por las brujas – sin saber cómo – hasta la referida fuente, para tomar parte en el baile que ellas mismas organizaban, y de la misma manera era nuevamente conducido a Madrid apareciendo y desapareciendo milagrosamente.“

Gratitudes y referencias

Se habría convertido en labor imposible la redacción de este artículo sin la ayuda de Guadalupe L. y Julio A. R., que con sus conocimientos del lugar, la leyenda o la flora, nos han facilitado referencias y certezas.

También han sido de gran ayuda, el artículo de Mario Gómez Marcos “La fuente de las brujas” publicado en la revista La Maniega N 0, 1976 (segunda época) órgano de difusión de la asociación cultural “Tous pa Tous” de Cangas de Narcea.

Así como el articulo de Alfonso Turienzo Martínez, “La brujería leonesa”, publicado en el número 294 de la revista Folklore de la Fundación Joaquín Díaz. Y el libro “Brujeria en tierras bercianas”, de Manuel E. Rubio Gago y Francisco J. Rúa Aller.

Además de varias lecturas de internet, referencias o textos de la conocida wikipedia. Que permitieron perfilar los detalles. Y donde los curiosos encontrarán multitud de referencias

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