La agencia independiente que salvó a las Highlands en Escocia, modelo para León

El edificio de la agencia HIE, la Higlands and Islands Enterprise. Imagen: La Sexta.

Jesús María López de Uribe

Imagínese una región tan grande como la leonesa. Con sus tres provincias pero con los habitantes sólo de la de León y una densidad media de habitantes similar a la de la comarca de La Cabrera. Con un frío clima casi polar, unas enormes extensiones montañosas inhóspitas y con sus costas serradas como si fuera la casa de los fiordos y con cientos de islas despobladas.

Ahora piense que en el último medio siglo su población ha crecido un 22% mientras que en todo su país sólo lo ha hecho un 2%, después de haber sufrido una despoblación extrema. La región de la que estamos hablando es la que abarca la 'Highlands and Islands Enterprise' (HIE), la agencia escocesa de las Tierras Altas y las Islas —va desde las islas Shetland al norte a la península Kintyre en el sur, y de las Hébridas exteriores en el oeste al concejo de Moray en el este— que supone un territorio de 39.911 kilómetros cuadrados; un pelín más que la mitad de toda Escocia (51%), pero tiene menos del 9% de población.

Esta agencia es el modelo de los sindicatos leoneses para salvar a León de su desaparición, que van a plantear crear en la Mesa por León, cuya primera reunión será el 3 de marzo. Su exigencia, crear una agencia de desarrollo sin políticos. De momento ya han logrado —de forma un tanto irónica— que los gobiernos central, autonómico y central acepten sentarse en una misma mesa para discutir esta idea.

Por ello es lógico intentar comprender cómo han conseguido los escoceses aumentar su población, hacer crecer la industria y el empleo en un territorio aparentemente tan desfavorable como las Tierras Altas y las Islas; por ver si puede reproducirse aquí ese vital éxito para el futuro. De momento, el apabullante éxito la enorme manifestación del 16F en la provincia debería dar un toque de atención a los políticos porque es evidente que “hay un problema en León”, hasta tal punto que ha logrado eclipsar de momento incluso a la cuestión catalana, y es más que urgente solventarlo.

Todos esos increíbles logros para el León actual los ha logrado Escocia y el Reino Unido con la HIE, una agencia público-privada de desarrollo creada en 1965, que tiene un modelo autónomo de actuación, sin políticos. Su insistente trabajo ha conseguido transformar un territorio rural con difíciles condiciones naturales, geográficas y demográficas en uno de los lugares ejemplares de Europa tanto en lo social como lo económico. Es un ente público, pero apartado de los políticos integrado por reconocidos expertos independientes en la puesta en marcha de empresas.

Un planteamiento integral y funcional

Su planteamiento, como indican en este reportaje de El Heraldo de Aragón, es “de un planteamiento holístico, integral, en el que el territorio se entiende como un todo. Por eso, la acción de la HIE no está sujeta a fronteras locales o comarcales, por lo que sus unidades territoriales de actuación no responden a criterios administrativos sino funcionales”.

La base principal de sacar adelante un territorio así fue clara: el medio rural por sí solo no puede ser el motor del desarrollo y, por ende, no puede ayudar en la salvación demográfica. Es decir, que hubo que potenciar otras actividades de riqueza, pasando por el turismo supervitaminado con la industria cultural. Un ejemplo es por ejemplo trabajar con el cine para crear la imagen cercana, familiar y mitológica que todos conocemos de Escocia y que a tantos millones de turistas atrae al año. La industria cultural es para Escocia un sector clave que aprovecha la espectacularidad de sus paisajes y los rentabiliza como un atractivo plató de cine, televisión y publicidad; con 'Harry Potter', 'James Bond', o Los Inmortales' los aficionados al cine tienen Escocia como un destino turístico en el que reconocer escenas de sus películas favoritas.

Sin olvidar tampoco las energías limpias, el desarrollo industrial, la biotecnología, las nuevas tecnologías y sobre todo esforzándose mucho en la atención sociosanitaria, el cuidar de las personas.

¿Cómo lo ha conseguido? Pues con unas prácticas de sentido común, entre ellas establecer una red de emprendimiento local basada en la fórmula de la Economía Social. Para generar un entramado que pueda sostener el territorio, lo primero es cuidar a las personas del mismo. De esta manera, las empresas que cuidan de los demás son cercanas, cuestan menos a los usuarios y generan empleo entre las mismas familias que protegen. Es de cajón, si los mayores se sienten protegidos por sus jóvenes estarán más dispuestos a pagar por servicios que les faciliten la vida y eviten que tengan que ir a residencias de ancianos. En realidad se convierte el territorio en un inmenso hogar en el que todos participan de una economía social circular que puede permitir comenzar a conseguir beneficios y, con ello, financiar empresas de otros sectores.

“Su acierto se justifica con cifras. Con tan solo un 9% de la población de Escocia, las Highlands acogen al 22% de las empresas sociales del país, que dan empleo a 7.000 personas y cuentan con 14.000 voluntarios”, apunta Chus García en el reportaje del periódico decano aragonés.

Una inversión millonaria en políticas de desarrollo

Además, la propia Unión Europea y el Reino Unido dispusieron Fondos Estructurales y de Desarrollo. Un ejemplo es la nada despreciable cifra de inversión de 291 millones de euros para crear tejido empresarial en la zona del norte de Escocia entre 2007 y 2013, como indican en esta web, dedicados a la mejora de la competitividad empresarial, los negocios y la innovación. También a políticas para buscar las claves de un mejor crecimiento sostenible en el entorno con especial atención a las comunidades periféricas o más frágiles.

Y con un límite de un 2,5% del gasto para cuestiones administrativas y asistencia técnica a los proyectos que han estado realizando. Esta agencia de las Tierras Altas y las Islas escocesas ha estado trabajando desde los años sesenta y, aunque ahora mismo ya no dispondrá de fondos europeos por el Brexit, ha conseguido crear una mayor proporción del empleo en la industria, la fabricación, la construcción, el trasporte y almacenamiento, la agricultura, la silvicultura y la pesca y en servicios de alojamiento y alimentación, administración pública, salud y en la industria de la defensa.

Además ha de garantizar que los jóvenes puedan estudiar en la zona y quieran quedarse, cuando en el siglo pasado casi todos querían emigrar fuera, apostando por las universidades y la innovación. Con todo ello ha logrado que una zona tan inhóspita y alejada, casi en el círculo polar ártico, tenga un porcentaje de paro del 2,3%, menor que el de la media de Escocia, del 3,2%, y del Reino Unido, del 2,8%, según datos de noviembre de 2019.

Pero verlo para creerlo, como en este programa de Enviado Especial de Jalis de la Serna en La Sexta, que visitó la zona y la agencia. En este vídeo habló con la responsable de la HIE, Karen Kerr, que explica en un excelente español cómo lo consiguieron.

“Tenemos miembros de la junta directiva que viven en las zonas rurales y saben muy bien los lugares idóneos en los que invertir el dinero. La decisión no la toma un funcionario”, explica la directiva de la agencia escocesa en el interesante reportaje, que tiene varios vídeos de la zona y sus habitantes. Y esa es la clave, que ni funcionarios ni políticos se entrometan en lo que hay que hacer, sino que se limiten a facilitar que se hagan posibles las inversiones que la agencia detecta y estimula con su experiencia de prueba y error mediante legislación específica para las Tierras Altas y las Islas.

En Laponia, una estrategia más o menos similar

Lo mismo ocurre con otra agencia de desarrollo en Laponia (Finlandia). Esta región extrema, ya en el círculo polar ártico, dispone también de una agencia creada a imagen y semejanza de la HIE escocesa, la Artic Smartness, la que canaliza los esfuerzos en la batalla por no perder habitantes. Y tiene un objetivo muy claro: “Consolidar a Laponia como el lugar remoto más innovador de Europa y que eso sea un polo de atracción de talento de todo el continente”, como explica Kristiina Jokelainen, responsable del programa de desarrollo regional del Consejo de Laponia, en la web El Hueco especializada en la España Abandonada.

Si las Highlands son como la Región de León, con la mitad de población que ésta, lo de Laponia es aún más grave en cuestión de despoblación. La 'Lappi Maakunta', su nombre en finés, tiene 98.946 kilómetros cuadrados, dos veces y media, pero tan sólo viven 183.775 personas, menos que en todo El Bierzo, con una densidad de dos habitantes por kilómetro cuadrado.

El objetivo de la agencia, llamada en español Programa Ártico de Especialización, es “financiar conocimiento y desarrollo de negocio, en definitiva proyectos que impliquen un beneficio social y económico claro”. Y su línea de desarrollo es lo que ellos denominan 'especialización inteligente'.

“Las agrupaciones regionales de Arctic Smartness —Industria y Economía Circular Árticas; Comunidad Rural Inteligente Ártica; Diseño Ártico; Seguridad y Protección Árticas y Entornos de Desarrollo Árticos— son la columna vertebral del sistema de innovación regional y de desarrollo sostenible de Laponia. Este moderno enfoque sinérgico y multisectorial que trasciende las fronteras, nos ayuda a superar la falta de masa crítica de la región y a integrar las industrias de Laponia en cadenas de valor mundiales”, explica Päivi Ekdahl del mismo consejo en esta página de web oficial de la UE sobre su agencia.

De esta manera buscan que “las empresas, productos y servicios locales sean competitivos a nivel nacional e internacional” gracias a esta 'especialización inteligente'. Todo se ha desarrollado a partir del Arctic Design Center of Expertise, curiosamente surgido de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad de Laponia. Ésta es una de las grandes diferencias con el 'hacer' de las agencias de desarrollo españolas y la forma de vivir de los europeos nórdicos protestantes: mientras en el mediterráneo se deja hacer a los economistas en esas zonas son los filósofos y los intelectuales del arte los que diseñan el futuro.

Una propuesta ya conocida en España y en Castilla y León

Sin embargo, estos ejemplos, sobre todo el de la HIE escocesa no son nuevos. Ya son conocidos, y deseados, en otras provincias de España que pertenecen a la Red SSPA (Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa). Son las provincias de Teruel, Cuenca y Soria, esta última en la autonomía actual en la que está incluida la Región de León.

En este artículo de El Mirón de Soria explican muy a fondo el éxito de los escoceses. La red SSPA, en la que no está incluido el Noroeste de España pese a sufrir un desplome poblacional dramático, tiene claro que “buena parte de lo hecho hasta ahora en el medio rural resulta inadecuado e insuficiente” y lo que desea es plantear “que se valore la posibilidad de reproducir en el ámbito territorial que en cada caso se considere pertinente la creación de una agencia autónoma para el desarrollo de los territorios rurales en fuerte declive económico y demográfico y que goce de una gran independencia no solo organizativa sino también en cuanto a su funcionamiento ordinario”, apuntan en el reportaje del medio soriano.

Es decir, que la Junta de Castilla y León sí ve con buenos ojos el trabajar en Soria —en el extremo Este de la Comunidad— por este tipo de agencia, pero está por ver si le parece bien en lo que denominan El Oeste de Castilla y León para evitar decir Región Leonesa. Ya en su momento, a primeros de siglo, renunció a que las tres provincias leonesas fueran tratadas de forma específica para recibir fondos de desarrollo “para evitar discriminación entre las nueve provincias”.

Las similitudes de las Highlands con León

La región escocesa tiene una geografía complicada, con las montañas más altas del Reino Unido, una costa llena de fiordos y alrededor de cien islas deshabitadas. Tiene una población de 470.000 personas y de ellas el 62% vive en áreas remotas, una quinta parte en las islas y el 23% en grandes localidades; de las cuales el 13% en Inverness, la única ciudad.

Por su parte la provincia leonesa, la que está ahora mismo reclamando una solución como la de Escocia, tiene 460.000 habitantes y 15.581 kilómetros cuadrados, con lo que la densidad de población las 29 personas por cada uno de ellos. La Región Leonesa es prácticamente igual de grande, 38.489 kilómetros cuadrados, pero cuenta con casi un millón de habitantes, unos 25 por kilómetro cuadrado.

Según la agencia de desarrollo la zona tiene la densidad de población más baja en el Reino Unido, y una de las más bajas de Europa, con 11,1 habitantes por kilómetro cuadrado. Cerca de un cuarto de la población (23%) tiene más de 65 años, y un 16% menos de 16; es decir, un 39% depende de la gente en edad de trabajar. La Región Leonesa tiene un 12,82% de menores de 16 años y un 27,3% de mayores de 65, que suman un 40,12%

En población la provincia leonesa tiene un porcentaje de un 12,15% de menores de 16 años y un 25,62% de mayores de 65; es decir, una tasa de dependencia de casi un cuarenta por ciento (37,77%) respecto a los que están en edad de trabajar, que son el resto y no quiere decir que estén trabajando todos: el paro en enero de 2020 era de un 13%.

León, la región que más población ha perdido de la UE

En este informe del sindicato de UGT autonómico se indica que estos datos “indican una enorme divergencia entre la zona este y oeste de la autonomía, siendo esta última la que tiene una evolución pésima del empleo desde 2012 (con el caso extremo de León y Zamora [...] que tienen menos ocupados ahora que hace ocho años)”, reconociendo además que “se acrecienta la idea de una región (se refiere como habitualmente se hace a la autonomía de Castilla y León obviando que son dos regiones) a dos velocidades”.

León es la región europea que más población ha perdido en los últimos cuarenta años, más de 150.000 personas. El desplome es evidente y a eso se suma la falta de inversión, el nulo desarrollo ferroviario en la Vía de la Plata (su eje principal de comunicación, cerrado desde 1984) y el cierre de la minería en la provincia leonesa, que pierde cuatro mil personas al año. En 2007 superaba los 500.000 habitantes. A 1 de enero de 2019, los últimos datos del Padrón del INE, tenía 460.001.

El caso de León es perfecto para creaar una agencia de desarrollo similar a la escocesa y la finlandesa, con lo que la propuesta de los sindicatos provinciales leoneses es una opción muy necesaria para la provincia. Sin embargo, hay algunas características que dan que pensar en si los políticos querrán que se efectúe ese esfuerzo; que además no servirá más que para frenar un poco el desplome poblacional, ya que se cree que en unos 15 años la provincia leonesa bajará incluso de los cuatrocientos mil habitantes.

Las dificultades para que León consiga esta agencia

En primer lugar, en Escocia son conscientes de que la financiación puede ser el principal obstáculo para la puesta en marcha de negocios, así que la agencia de desarrollo, además de ser independiente del poder político, asesorar y apoyar la tramitación de subvenciones, trabaja con el Banco Escocés de Inversiones y con una entidad de capital riesgo específica para las Tierras Altas. La pérdida de la caja radicada en León, ahora propiedad de la malagueña Unicaja, supone un claro obstáculo al faltar una entidad financiera 'de la tierra' dedicada al asunto.

Pero otro más grande es que para haber logrado lo conseguido, la agencia escocesa convenció a los políticos a que se redactarn leyes específicas dedicadas al territorio sobre el que trabajaba. Es decir, que los legisladores en España tendrían que hacer leyes excepcionales durante decenas de años con León respecto a las demás provincias para beneficiar la creación de empresas.

Curiosamente eso se solventaría de un plumazo con la creación de una comunidad autónoma para León, que es la única manera que en la tradición legislativa española nadie protestase por que una zona tuviera leyes propias y específicas para desarrollarse 'a su modo'. Pero la realidad habla por sí sola. Y la de León hace que sus ciudadanos griten ante su desaparición reclamando una solución para no desaparecer del mapa.

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