Autorización ambiental para dos plantas de tratamiento de residuos en graveras de Cistierna y Ardón

Instalaciones de Graveras Valencia en Benazolve (Ardón). Foto: Graveras Valencia

La Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León ha concedido autorización ambiental a la empresa Hormigones Robles para la ejecución del proyecto de una planta de tratamiento y reciclaje (valorización en la terminología oficial) de residuos “no peligrosos” en quince parcelas del polígono industrial de Cistierna. El informe de impacto da el visto bueno a la utilización de dos tipos de residuos: RCD (residuos de construcción y demolición) y de procedencia doméstica e industrial como papel y cartón, plástico, madera, vidrio y metal hasta llegar a una capacidad total de 200 toneladas métricas al año, según el acuerdo publicado este lunes en el Bocyl (Boletín Oficial de Castilla y León).

El proyecto ya sufrió en mayo de 2018 el rechazo a la evaluación de impacto ambiental como consecuencia de un informe desfavorable emitido por el Servicio Territorial de Fomento de León por “incumplir la normativa sectorial en materia de urbanismo, dada su ubicación, no considerando el uso referenciado un uso autorizable en Suelo No Urbanizable de Especial Protección Agrícola”.

Ahora, la iniciativa consistirá en la construcción de una planta de tratamiento de reciclaje de residuos no peligrosos, dentro de un emplazamiento en el que se ubican otras actividades existentes (tratamiento y clasificación de áridos naturales y planta de hormigón) hasta aprovechar las sinergias entre la actividad ya existente y la proyectada. Y se asentará sobre quince parcelas catastrales que comprenden una superficie total de 76.464 metros cuadrados.

En consonancia con el Plan Integral de Residuos de Castilla y León, la planta de tratamiento de residuos de construcción y demolición contará con un radio de acción de 35 kilómetros, por lo que la población comprendida sería de 69.660 habitantes hasta sumar (considerando una producción de 0,5 toneladas métricas por habitante al año) de hasta 34.830 toneladas generadas al año.

Considerando que no todos los RCD producidos serán destinados a tratamiento y que hay más plantas de tratamiento para la zona de acción, se estima una capacidad máxima de tratamiento en la planta de 30.000 toneladas métricas al año, siempre teniendo en cuenta la posible demanda de servicio y una previsión de futuro de incremento de la misma.

La actividad autorizada consta de dos tipos de procesos: el reciclaje de los residuos de construcción y demolición, junto con residuos asimilables a RCD, mediante su tratamiento en línea de proceso con procesos de separación y trituración hasta obtener como producto final áridos de segunda generación; por otra parte, la clasificación de otros residuos no peligrosos, mediante procesos de clasificación manual en función de la naturaleza de los materiales. El árido de segunda generación obtenido supondrá el 89,50% del total del producto final procesado en la planta.

Finalmente, el documento publicado en el Bocyl señala que el informe de impacto ambiental no será objeto de recurso alguno “sin perjuicio de lo que, en su caso, proceda en vía administrativa o judicial frente al acto, en su caso, de autorización del proyecto”.

Proyecto en Benazolve

La misma edición de este lunes del Bocyl recoge otro informe de impacto ambiental positivo para el proyecto de reciclado de materiales pétreos inertes en una planta de lavado, molienda y clasificación de áridos en Benazolve (Ardón) promovido por Graveras Valencia.

Esta segunda iniciativa tiene por objeto reciclar en una planta ya existente materiales pétreos inertes procedentes de vaciados de obras civiles y adecuación de parcelas agrícolas, lo que en ambos casos genera sobrantes de tierras de naturaleza similar a los de los materiales extraídos de las propias graveras de la compañía. En este caso, la futura zona de tratamiento y gestión de material cuenta con una superficie aproximada de una hectárea dentro de la parcela solicitada, según recoge el Bocyl.

La planta existente lleva en funcionamiento desde hace dos décadas tras una autorización de la Delegación Territorial de Comercio, Industria y Turismo de la Junta de Castilla y León, así como una licencia expedida por el Ayuntamiento de Ardón.

De acuerdo con el Plan Regional de Ámbito Sectorial de Residuos de Construcción y Demolición de Castilla y León, los materiales utilizados corresponden al Nivel 1; es decir, tierras limpias y materiales pétreos que procederán de los excedentes de excavación de movimientos de tierras y materiales como arena, grava y otros áridos al excluirse otros como hormigón, piedra, ladrillos, azulejos y materiales cerámicos.

Como en el caso anterior, el informe de impacto ambiental “no será objeto de recurso alguno sin perjuicio de lo que, en su caso, proceda en vía administrativa o judicial frente al acto, en su caso, de autorización del proyecto”.

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