Los 6.000 incendios en Castilla y León en 2018 se cobraron la vida de seis personas, la cifra más baja de la década

Bomberos de León.

Agencia ICAL

Seis personas fallecieron el pasado año en los casi seis mil incendios registrados en Castilla y León, lo que supone la cifra más baja de víctimas mortales registradas en la Comunidad en lo que va de década, por detrás de los siete fallecidos contabilizados en 2015, y muy lejos de los 17 fallecidos de 2011, según se recoge en un informe de la Fundación Mapfre.

Similar es la situación a nivel nacional. El pasado año se contabilizaron 123 víctimas mortales, la cifra más baja de toda la serie histórica, muy lejos de los 212 fallecidos el pasado año y de los 351 de 1980. Por comunidades, las cinco con mayor índice de fallecidos por millón de habitantes en 2018 fueron: La Rioja (6,3), Aragón (4,5), Andalucía (4,2), Cantabria (3,4) y Comunidad Valenciana (3,2). Por el contrario, las que tuvieron menor tasa de víctimas mortales fueron: Canarias (0,9), Madrid (1,6), Cataluña y Baleares (1,7) y País Vasco (1,8). Castilla y León se situó en una zona intermedia con un índice de 2,49, por debajo de la media nacional (2,6).

En términos absolutos, Andalucía fue la comunidad autónoma que por segundo año consecutivo tuvo mayor número de víctimas mortales y registró 36 fallecidos, seguida de Valencia (16 fallecidos) y Cataluña, con 13 víctimas mortales.

Según el informe consultado por la Agencia ICAL, la clave en el descenso de víctimas en el ejercicio pasado está, claramente, en la climatología, ya que tres de los cuatro meses fríos (enero, noviembre y diciembre) fueron sido notablemente más cálidos que en los dos ejercicios anteriores, con cotas medias de hasta casi dos grados más. No obstante, se advierte que los buenos datos de 2018 no suponen un cambio de tendencia, ya que se de la circunstancia de que enero y febrero de 2019 volvieron a registrar temperaturas por debajo de los años anteriores y el número de víctimas se disparó que en el primer trimestre de este año para convertir al primer trimestre en el peor de toda la serie histórica.

Todos los fallecidos en Castilla y León fueron hombres, mientras que en el global de España el 35 por ciento de la víctimas mortales fueron mujeres (43) y el 65 por ciento hombres. En función de la edad, cuatro de las seis víctimas de la Comunidad superaban los 64 años, mientras que a nivel nacional los muertos con ese rango de edad fueron 54, el 43,9 por ciento del total. Además, cinco de las víctimas perdieron la vida en viviendas, mientras que a nivel nacional fueron 96, el 78 por ciento del total.

Por provincias, León y Salamanca presentaron la mayor siniestralidad, con dos fallecidos en ambos casos, mientras que en Ávila se contabilizó un fallecido y otro en Valladolid. En Burgos, Soria, Segovia, Palencia y Zamora no hubo que lamentar ninguna.

En total, los diferentes cuerpos de bomberos de la Comunidad realizaron el pasado año 18.089 intervenciones, de las que 5.935 correspondieron a incendios. Por provincias, Burgos registró el mayor número de incendios con 1.345, por delante de Salamanca (1.123), Valladolid (1.070), Zamora (626) y León (622). En el lado opuesto se situó Ávila, con 193, seguida de Soria (234) y Segovia (234) y Palencia (475).

Principales causas de los incendios

Lo principales causantes de los incendios en viviendas son los aparatos productores de calor, por delante del mal uso de aparatos eléctricos, en especial los enchufes y regletas. El informe también alerta de que vuelven a subir los muertos los casos de fumadores que se quedan dormidos en el sofá o la cama y provocan un incendio.

No obstante, el jefe del Bomberos de Valladolid Javier Reinoso, asegura que además de la sobrecarga en las líneas eléctricas, en especial de ladrones, del mal uso de braseros y de descuidos, el desencadenante más habitual de incendios en viviendas es la falta de limpieza de los filtros de la campañas extractoras. En este sentido, explica que al tratarse de incidentes que se generan cuando se está cocinado, el aviso a los bomberos es muy rápido y se trata de fuegos que sólo acaban provocando daños materiales.

Para Reinoso, que acumula una experiencia de más de 21 años como bombero, resulta inexplicable que la normativa vigente no obligue a todas la viviendas a tener instalados detectores de humo, aparatos sin apenas mantenimiento y que no superan los diez euros de precio, pero que en muchos casos son los primeros en avisar de un incendio y fundamentales para evitar tragedias cuando el fuego se producen por la noche y todas las personas de la casa duermen.

En el propio informe de Mapfre se indica que, aunque progresiva, aún es mínima incidencia de los detectores como herramienta contra incendios. Según estimaciones de los propios fabricantes y distribuidores de detectores, en España no llega al 5 por ciento el porcentaje de los hogares con detector de incendios, mientras en países vecinos, como Francia, Alemania o Gran Bretaña, las cifras superan el 90 por ciento.

En este sentido, el recién nombrado jefe del parque de bomberos de Ponferrada, Olivier Bao, bombero con 30 años de experiencia, también incide en la importancia de los detectores y recordaba la campaña puesta en marcha desde el propio parque de Ponferrada hace años para extender la instalación de estas alarmas.

A su vez, Bao explica que aunque casuística entre los incendios declarados en las ciudades y en la zonas rurales se mantiene, el principal elemento diferenciador son las chimeneas, que se han convertido en la primera causa de los incendios que se registran en los pueblos, a la vez que alertó de los numerosos casos de incendios en viviendas rehabilitadas que han instalado chimeneas metálicas.

Prevención

En el informe de la empresa aseguradora también se reclama incrementar las campañas de prevención dirigidas al correcto uso y mantenimiento de los sistemas de calefacción en viviendas, así como el abandono de sistemas tradicionales, que deberán intensificarse en aquellos municipios de menos de 20.000 habitantes, y especialmente en los de menos de 5.000, pues son los más afectados por el número de muertos debido a que la mayoría de ellos carecen de servicio propio de bomberos. Ante la imposibilidad material y económica de dotar a cada pueblo de un parque de bomberos, debe apostarse por la formación y la información a los ciudadanos desde las Administraciones Públicas.

Este argumento es compartido plenamente por Olivier Bao, que reconoce que desde Ponferrada sus dotaciones tienen que atender las urgencias en localidades que suponen desplazamientos de hasta hora y media.

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