Un vecino de un pueblo de Burgos se enfrenta a multa de 12.001 a 300.000 euros por los 'decibelios' de un gallo

Imagen de La Aguilera, el pueblo burgalés donde el canto del gallo causa serios problemas.

ICAL

El Ayuntamiento de Aranda de Duero ha dado la razón a una vecina de la localidad de La Aguilera en su queja por los excesivos decibelios del canto de un gallo en un corral cercano y ha requerido al propietario que dispone de un mes para ejecutar las medidas correctoras, que de no hacerlo se enfrentaría a una multa de entre 12.001 a 300.000 euros.

Todos los días de madrugada, los vecinos del entorno de la calle San Sebastián número 7 de La Aguilera, entidad local de Aranda de Duero, escuchaban, a partir de las cuatro, una banda sonora de los gallos que los vecinos, en un momento, no aguantaron más y denunciaron las continuas molestias ante el consistorio arandino.

“La situación es insoportable, no se puede vivir ahí, vale que son animales y que no se puede impedir que canten o que hagan ruidos, pero así es imposible seguir durmiendo”, explica la vecina que encabezó la queja, quien además adule al mal olor de las plumas que se les mete en la casa, como informa Diario de Burgos.

Tras la denuncia interpuesta en julio del apo pasado, después de “intentar razonar con el dueño sin éxito”, se realizaron mediciones técnicas del nivel de ruido, tanto de día como de noche y dentro y fuera de la vivienda. El resultado fue que el canto del gallo superaba los decibelios permitidos por la ley.

En concreto, los medidores llegaron a registrar de madrugada hasta 66 decibelios en la calle y 41,2 en el interior de la vivienda de la denunciante, tanto en los dormitorios como en el salón, cuando las permitidas marcan 32 decibelios como máximo en horario diurno y 25 de noche.

Además, el Ayuntamiento de Aranda ha comprobado que el dueño del corral tiene licencia como instalación ganadera menor para guardar allí hasta diez animales, pero siempre que no suponga molestias a los vecinos. Ahora tendrá que aplicar las medidas correctoras, como insonorizar el inmueble, algo difícil porque es un edificio de adobe, o trasladar a los animales a otro espacio, si no quiere pagar una multa.

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